La obra se ejecutó gracias al proyecto “Jugando en las Barrancas de Pichi”, financiado por el Fondo de Desarrollo Institucional, línea estudiantil, del Ministerio de Educación, que fue postulado por el estudiante (hoy egresado) de la Carrera de Contador Público y Auditor de la U. de Santiago, Ariel Prieto.
Tras el terremoto del 2010, que dejó a zonas de nuestro país en ruinas, un grupo de estudiantes (hoy egresados) de la carrera de Contador Público y Auditor de la U. de Santiago, decidieron viajar hasta Alhué y construir en la comunidad de Pichi, una plaza de juegos para niños en la Escuela Barrancas de ese sector rural de la provincia de Melipilla.Luego de dos años de trabajo, en un acto al que asistieron autoridades de la Escuela Barrancas, la profesora de la Carrera de Contador Público y Auditor de la U. de Santiago, Cristina Castillo, egresados de esa Carrera, y gran parte de la comunidad de Pichi, fue inaugurada la Plaza “Bella Esperanza”, donde los niños y niñas del sector podrán disfrutar y recrearse.El financiamiento para la obra se obtuvo mediante el proyecto FDI Estudiantil “Jugando en las Barrancas de Pichi”, elaborado y postulado en 2010 por el estudiante Ariel Prieto, del curso Emprendimiento y Responsabilidad Social, impartido por los profesores Cristina Castillo, Ramón Ramos y Andrés Callejas.Por motivos de trabajo, Ariel Prieto no pudo continuar liderando esta iniciativa, por lo que sus compañeras, Gabryela Rodríguez y Litzy Sánchez, asumieron el compromiso de llevarla adelante.Hoy día, Gabryela Rodríguez, recién titulada de Contador Público y Auditor, recuerda que “los niños no contaban con juegos o una plaza cerca de sus hogares y la escuela era el lugar perfecto para implementarlos. Además, observamos que un número importante de los niños tenían sobrepeso. Podíamos, entonces, solucionar dos problemas a la vez: donarles una plaza para que se divirtieran y que el profesor de Educación Física la utilizara para sus actividades”.La profesional comentó que “quienes estudiamos esta carrera somos calificados como personas poco sociables o que nos cuesta mucho expresarnos. En mi opinión, debemos desarrollar aun más nuestras habilidades blandas, y para ello este tipo de actividades contribuye mucho. Además, tenemos la posibilidad de aplicar conocimientos adquiridos como elaborar presupuestos y gestionar recursos”.Finalmente, Gabryela Rodríguez indicó que “este tipo de proyectos es beneficioso tanto para quienes son sus destinatarios como para nosotros. La experiencia de enfrentarnos a procesos reales, exigencias, cumplimientos de normas, entre otras acciones, nos servirá para aplicar lo que nos entregó la U. de Santiago”.