En el marco del desayuno anual de los egresados de la Carrera de Ingeniería Comercial de la FAE, el empresario Marcelo Guital, quien fuera distinguido por la Universidad como Emprendedor del Año 2012, puso de relieve la disposición de los empresarios para invertir en buenas ideas, en momentos en que el mercado ofrece inmejorables oportunidades para desarrollar la creatividad en los emprendimientos.
Marcelo Guital es simpático, bajo, moreno y no usa corbata. Acostumbrado a dictar charlas ante audiencias especialistas en comercio y marketing, habla fuerte y, apelando al sentido del humor que caracteriza sus intervenciones, asegura que sus conferencias son en “estilo argentino”, porque a los chilenos les cuesta valorar el éxito de un connacional y también el propio.Por eso, no tiene complejos en mostrar sus logros a través de imágenes de los productos innovadores que su empresa Guital&Partners ha instalado en el retail, y los efectos que su ingreso al mundo de los negocios ha provocado en los medios de comunicación y encuentros de empresarios. No obstante, con el mismo tono de voz, reconoce que antes de la victoria, estuvo en Dicom, perdió su casa, lo abandonó su mujer y durante un tiempo, la vida lo golpeó.“Los negocios nacen en el dolor”, aseguró en la charla que ofreció en el encuentro Emprender en Chile: Ecosistemas y Financiamiento, realizada por el Departamento de Administración de la FAE y el Círculo de Egresados de Ingeniería Comercial, el miércoles (20), en el hotel RegalPacific. En la oportunidad, el empresario aseguró que son las malas administraciones las que quiebran y no los productos. Por eso, cuando la vida le negó la sonrisa, se esmeró en aprender de sus errores, incentivar su creatividad y poner atención al flujo de caja.Entre sus consejos destacó el manejo de redes sociales para promocionar un producto, “si no sabes, estás muerto”; conversar e intercambiar ideas; repartir las utilidades: “no se necesita ganar tanto para vivir bien”; la administración sólo mantiene el valor, no lo crea; “la creación no se delega”; flexibilizar las propuestas, “no pensaba ponerle gas a Benedictino, hasta que le puse”; no dañar el planeta; atreverse a innovar, porque “cuando el producto es bueno, se vende solo”; trabajar duro, ya que “los jóvenes que quieren ser emprendedores para levantarse tarde no van a llegar a ninguna parte”; vender la experiencia, no la marca; y sobre todo, privilegiar el diseño y el packaging, “que cuando es bueno se nota en que no puedes botar la caja del I- Phone, por ejemplo”.Apología del empresariado“Este es el mejor Chile de la historia para emprender”, enfatizó, y luego fue más allá defendiendo al empresariado, que a su juicio sufre de mala fama, pero quienes critican no consideran que, por ejemplo, el empresario Horst Paulmann (Jumbo) compite palmo a palmo en el retail con la trasnacional Walmart (Lider), o la cantidad de oportunidades que abren los Solari (Falabella) no sólo en empleo, sino también en la apertura de tiendas en países vecinos.“No molestemos a la clase y a la fuerza creadora”, señaló ya que para él la concentración de la industria existe porque los clientes lo prefieren: “nosotros elegimos esa propuesta de valor, porque queremos comprar ¡donde sabemos que alguien miró la fecha de vencimiento del yogur!”.Añadió que justamente el retail chileno es uno de los mercados más competitivos del mundo, donde cada persona que entra a un supermercado está dispuesta a comprar. Por eso, aconsejó a los asistentes, ver los problemas como oportunidades para crear nuevos negocios y construir valor desarrollando productos innovadores, porque a su juicio el consumidor chileno está dispuesto a comprar y a cambiar. “Crear valor extraordinario es también crear la oferta extraordinaria”, aseguró.Algunas de sus creaciones son el ejemplo: Paltas frescas todos los días; huevos con yemas amarillas, de gallinas libres, en cajas estéticas y firmes; fruta saludable liofilizada; y lo último, la bebida KoMaki, con extracto de maki, producto chileno más rico en antioxidantes que el fruto estrella de Brasil: el açaí.Pero su producto estrella, es el agua Benedictino, cuya gran apuesta de valor fue ofrecer un producto más sano y sin sodio. Cuando propuso la idea, algunos inversores desconfiaron porque no comprendían la diferencia entre tener o no este elemento, pero cuando explicó que el sodio favorece la retención de líquido, un tema relevante para el mercado femenino, tuvo la oportunidad y sacó al mercado su agua envasada, y tras el éxito, vendió su empresa a Coca Cola Company por una cifra que le devolvió la fe y que lo incentivó a crear una nueva compañía para apoyar a emprendedores y empresas a manejar sus innovaciones.En el encuentro también participaron Inti Núñez, director de Emprendimiento e Innovación de Corfo y Luis Lino, director de Centro Innovo de nuestra Casa de Estudios, junto con autoridades de la Facultad de Administración y Economía y casi un centenar de egresados.