Con un lleno total se realizó en el Espacio Isidora Aguirre del Edificio ViME, una concurrida charla sobre ópera dirigida a la comunidad estudiantil, que incluyó interpretaciones por parte del elenco. Se generó un diálogo cercano, lo que generó un punto de encuentro tanto para los conocedores de esta disciplina artística, como para quienes no se encuentran familiarizados con sus códigos y lenguajes expresivos.
El lunes 16 de mayo, en el Espacio Isidora Aguirre de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, se realizó una masiva charla de Ópera dirigida a la comunidad estudiantil, organizada por el Teatro Municipal y la Fundación de Egresados y Amigos de la Casa de Estudios (Fudea).Con un lleno total, la iniciativa abordó diversos aspectos de las obras “La Gioconda” y “Auge y caída de la ciudad de Mahagonny”.La actividad contó con la participación de Pedro-Pablo Prudencio, director residente de la Orquesta Filarmónica de Santiago; Maribel Villarroel, soprano; Evelyn Ramírez, Mezzo-soprano; Pedro Espinoza y Gonzalo Araya (ambos tenores), además de Jorge Hevia, pianista residente del Teatro Municipal de Santiago.La charla comenzó con la interpretación de un extracto de “La Danza de las Horas” de Amilcare Ponchielli, con la finalidad de explicar cómo la música tiene la capacidad de marcar y enfatizar en diversas emociones y así condensar variados leitmotiv presentes dentro de las piezas artísticas.De acuerdo a Pedro Pablo Prudencio, en “La Gioconda” – también compuesta por Ponchielli-, es posible reconocer mediante la música algunos “motivos” que van detallando situaciones presentes en la obra, como la maldad o incluso el amor de madre e hijo.“Como vivimos en un mundo donde está el bien y el mal en todas partes, la música también lo describe”, agregó Prudencio.En relación a los argumentos presentes en la Ópera, el pianista Jorge Hevia consideró que “todas las óperas son un poco como teleseries turcas. Era la época donde se contaba toda una historia, romances, triángulos amorosos: es como una película 3D de la época”.Sobre “La Gioconda” en particular, puntualizó que ésta se caracteriza por reunir “muchas artes en el escenario. Porque viene de la gran ópera francesa, que tiene tanto bailarines, como cantantes, orquesta o artes plásticas”.“Tú tienes una historia que puede ser inverosímil, pero está construida por sentimientos (…). Ante todo, al incluir diversos tipos de arte y una gran orquesta, grandes voces, te puede brindar muestras de sentimientos honestos y concretos”, complementó.Tomando en cuenta su argumento, que profundiza acerca de una tragedia de intriga, desamor y venganza desarrollada en la Venecia del siglo XVII, afirma que sus temáticas continúan siendo muy actuales, vinculadas con tomar compromisos a fondo y no abandonarlos.Adicionalmente, los expositores explicaron las diversas clasificaciones de voces existentes en el mundo de la Ópera y las características asociadas a determinados registros.Uno de ellos es el tenor buffo, relacionado con interpretaciones cómicas o bufonescas, que incluyen un fuerte componente de actuación.Por su contextura, fisonomía y estatura, el tenor Gonzalo Araya se encuentra dentro de esta categoría, donde “la parte actoral está muy relacionada al tenor buffo. Hay que ser medio ridículo, un poco gracioso y buen actor, aparte de ser cantante”.Música revolucionariaEn la segunda parte de la exposición, profundizaron sobre diversos aspectos de la obra “Auge y caída de la ciudad de Mahagonny”, que cuenta con el libreto de Bertolt Brecht y la música de Kurt Weill.Para Prudencio, “es una música bastante revolucionaria para la época, ya que veníamos saliendo de música con melodías muy largas. Ellos decían no: nosotros queremos la esencia del ser humano simple como es. Ahí necesitabas más actores que cantantes”.La obra desarrolla a través de una fuerte crítica social y mediante una sátira, el deterioro de las sociedades contemporáneas, consumidas por la banalidad, el vacío y el materialismo (asociado al dinero) de la vida moderna.De acuerdo a Maribel Villarroel, la obra explica cómo un grupo de delincuentes, que escapaban de sus lugares de origen, quedaron varados en medio del desierto y deciden ahí fundar una ciudad.“¿Qué ocurre? No les va bien, porque lo único que se presenta es consumismo y poca productividad. En algún momento, esta ciudad comienza a venirse abajo en medio de la venida de un huracán, que amenaza con arrasar con todas las ciudades aledañas (…). Mahagonny queda envuelta en este campo donde no hay salida: en una ciudad en caos”, añadió.En medio del análisis de ambas obras, los asistentes pudieron deleitarse con extractos significativos de ambas piezas, que permitieron comprender elementos centrales de sus argumentos.Ya en el tramo final, el público preguntó a los integrantes de los elencos dudas y consultas sobre su quehacer.Una de ellas tuvo que ver con la interacción que la audiencia debería o no tener con los artistas. Ante la pregunta si se deben respetar ciertos tiempos y “pautas”, Evelyn Ramírez señaló que efectivamente los asistentes a la Ópera muchas veces no saben cuándo aplaudir.Sin embargo, recalcó que los aplausos deben realizarse “cuando a ustedes les nazca, porque hay mucho elitismo de repente en la ópera (…). Para nosotros, eso se siente: ese feedback es súper necesario. Cada vez quieran aplaudir, háganlo. No hay un protocolo. Si existe, me encargaré de eliminarlo”, pronunció entre risas de los asistentes.Finalmente, Prudencio se mostró muy contento con la alta recepción de la comunidad universitaria, que repletó el salón y que en algunos pasajes emocionó al elenco por la compenetración lograda entre ambas partes. “Me voy muy contento”, enfatizó.A modo de cierre, realizó un llamado a la comunidad a sumarse sin prejuicios a la Ópera y mirarla “como un espectáculo en general. Es como ir al cine, donde uno percibe visualmente y acústicamente ciertas cosas: en la Ópera es lo mismo”