El informe “Gratuidad Responsable y Universal en Chile”, realizado en el marco de la Cátedra UNESCO sobre Inclusión en Educación Superior Universitaria, y liderado por el académico del Plantel Francisco Javier Gil, advierte que sin mejoras radicales en los sistemas de admisión y de ayudas estudiantiles, se mantendrá el impacto negativo sobre la calidad de la educación secundaria y terciaria, al igual que la brecha en la desigualdad de oportunidades.
En vistas del proceso de Reforma a la Educación Superior que se encuentra impulsando el actual gobierno, la Cátedra UNESCO sobre Inclusión en Educación Superior Universitaria acaba de publicar un informe denominado “Gratuidad Responsable y Universal en Chile”, el que demuestra que la gratuidad tendrá los efectos de bien común esperados sólo si Chile elimina las barreras de acceso a la Educación Superior (ES) impuestas por la Prueba de Selección Universitaria (PSU).Según Francisco Javier Gil, director de la Cátedra UNESCO sobre Inclusión en Educación Superior Universitaria, y su equipo de investigación, el actual paradigma de mérito académico basado en un 100% en la PAA/PSU impacta negativamente sobre la calidad de la educación secundaria y terciaria, agudiza la desigualdad de oportunidades y genera un malgasto anual cercano a los 780 USD millones.En este sentido, el informe propone una gratuidad responsable, argumentando que sin mejoras radicales en los sistemas de admisión y de ayudas estudiantiles, Chile continuaría malgastando grandes cantidades de recursos en financiar la educación universitaria de postulantes que no concluyen su proceso de estudios.La propuesta de gratuidad universal se fundamenta en que: (a) los talentos se encuentran igualmente distribuidos entre ricos y pobres, en todas las etnias y culturas; y (b) Chile necesita que todos ellos sean libremente desarrollados. Los autores afirman que, independiente del nivel socioeconómico, la libertad de los postulantes es limitada por un contexto familiar y social que los presiona a estudiar carreras universitarias que no siempre satisfacen sus vocaciones y proyectos de vida.“De poco o nada sirve que la Educación Superior sea gratuita si al finalizar la educación secundaria, los estudiantes con talento académico destacado no pueden acceder a las instituciones de educación superior de mayor calidad debido a barreras artificiales que excluyen a los postulantes más pobres”, añade Gil.El informe destaca que para que la gratuidad sea verdaderamente justa es necesario conocer con rigor el sistema, autoevaluarlo y finalmente actuar con diligencia. En caso contrario, la gratuidad universal sin atención al acceso justo podría incluso profundizar los niveles de segregación del sistema, como también mantener o aumentar las tasas de deserción y no titulación de estudiantes, dilapidando además recursos públicos y familiares.