Hace un año, los arquitectos Rolando Durán Cavieres y Alejandro Díaz Jara, iniciaron, junto al historiador Jaime Navarrete, el colectivo “Cartografías de la Memoria”, un proyecto interdisciplinario que busca visualizar, a través de mapas, las acciones y reacciones de los procesos socio-espaciales entre 1970 y 1976.
En ese marco, postularon el trabajo “Hacia un urbanismo de los procesos socio-espaciales: Cartografías de la Memoria. Utopía y terror en Santiago de Chile 1973-1976” al Fondo Nacional del Desarrollo Cultural y las Artes (Fondart) en la línea de Arquitectura y modalidad investigación, adjudicándose los recursos.
De acuerdo al responsable del proyecto, Rolando Durán, este trabajo “trata de mezclar la historia con las cartografías para dar un espacio a aquellos procesos que nos parecen relevantes y que no están visibilizados”.
Esta investigación, sostuvo el arquitecto, les permitirá relacionar las acciones durante los movimientos y conflictos urbanos para conocer cómo se fue construyendo la ciudad en torno a ello.
Estallido social
En pleno desarrollo del estudio, comenzaron las protestas de octubre y la crisis social en nuestro país. “El 19 de ese mes, hablamos por teléfono con Alejandro y pensamos que con todas las herramientas que teníamos gracias a este proyecto, debíamos hacer algo”, recordó el arquitecto Durán.
“Nos vimos en la necesidad de aportar y registrar lo que estaba pasando, pero, además, entender este conflicto desde el punto de vista urbanístico”, agregó su compañero Alejandro Díaz.
Al plantearse la inquietud, se inició el nuevo proyecto en el que ambos trabajan en paralelo al Fondart. En este son acompañados por Francisco San Martín Ide, Danitza Valenzuela Valenzuela, Camila Espejo Vallejos y Francisca Geisse Rodríguez, rastreando las acciones realizadas desde el viernes 4 de octubre, que es la primera evasión masiva del Metro, hasta el día de hoy, en la ciudad de Santiago.
En ese momento comenzaron la recopilación de datos para levantar cartografías del conflicto, “empleando las herramientas que desarrollamos en el Fondart, con el objetivo de resguardar y ordenar la enorme cantidad de información disponible y categorizarla”, añadió Díaz.
En esa misma línea, enfatizó que la idea es comprender el fenómeno social, creando un vínculo entre el pasado y el presente para analizar las relaciones entre los dos momentos históricos.
Para los arquitectos de la Usach, este segundo trabajo en el contexto del estallido está ligado a la formación que recibieron en nuestro Plantel. “Nosotros tuvimos la idea de hacer esto como una forma de ayudar y contribuir al país de manera pertinente, y creo que eso es parte de la formación de la Escuela de Arquitectura de la Usach, que te entrega esa perspectiva junto con el deseo de colaborar con el desarrollo de Chile”, sostuvo Durán.
Hallazgos preliminares
Dentro del Fondart, los investigadores pudieron identificar algunas ideas preliminares. Por ejemplo, la primera manifestación que se registró en Plaza Italia ocurrió en octubre de 1970, cuando un grupo de personas sin vivienda se tomaron el sector, que hasta ese momento no era un lugar de protesta. “Podemos decir que en la historia se guardan algunas huellas y recuerdos que aparecen ahora, varios años después”, explicó el arquitecto Díaz.
En ese sentido, Durán comentó que recientemente se levantó el ‘Campamento de la Dignidad’ en el exterior del Palacio de Tribunales en Santiago. Ese recurso también se utilizó en Plaza Italia, por lo tanto, continúan apareciendo atisbos de memoria. Podemos comprender lo que ocurre hoy con los hallazgos del pasado, dijo.
Por otro lado, un tema que surgió en la investigación fue el problema de la infraestructura y cómo la segregación genera diferencia de clases.
Mencionaron por ejemplo las carreteras o el propio Metro de Santiago, “que pasa por sobre nivel en algunos sectores, y en otros bajo nivel, provocan enclaves, es decir, situaciones aisladas del resto de la ciudad”, sostuvieron.
Al explicar el título “Utopía y terror”, los arquitectos cuentan que, en los límites de la mancha urbana de Santiago, hubo un periodo de cordones industriales –organizaciones obreras que se instalaron en grandes avenidas-, donde la ciudad estaba muy conectada entre sí. “Esto nos demuestra que la infraestructura social permite no tener segregación”, detalló Durán, aduciendo al término “utopía”.
Por su parte, Díaz explicó que el término “terror” viene de la planificación urbana oculta y subterránea, como los centros de detención y tortura. “Tras un mapeo, hallamos que estos tienen una distribución singular en Santiago y vemos cierta organización”, aseguró.
Detallaron que correspondería a una planificación militar. Su origen "tendría que ver con la guerra colonial francesa que desarrolla una metodología para hacerse cargo de un territorio determinado. Eso se traspasa a Chile y Argentina, lo cual es una manera de ordenar el territorio a través del terror”.
Otro de los aspectos que identificaron los investigadores se relaciona con las denominadas Operación Confraternidad I y II, realizadas en la década de los años ochenta, donde camiones militares llegaban a los campamentos que se ubicaban principalmente en las comunas de Las Condes, Providencia y Santiago, para llevar a estas familias a la periferia de Santiago, como por ejemplo a La Pintana.
“Este es un ordenamiento del espacio y no aparece en ningún plano. La Pintana se habitó de erradicados y la comuna se vio obligada a ser el lugar de llegada de la pobreza, estableciéndose un estigma sobre la comuna y sus habitantes”, enfatizó el arquitecto Durán.
Las conclusiones respecto de ambos proyectos serán presentadas el próximo año. Con ellas será posible realizar el enlace entre los procesos pasados y presentes para comprender el fenómeno desde el territorio.