Sanciones de FIFA evidencian falta de educación cívica entre ciertos hinchas

La selección de fútbol de Chile es la más castigada a nivel mundial por los cánticos homofóbicos y discriminatorios que profieren sus hinchas en el estadio. El sociólogo y académico del Instituto de Estudios Avanzados, Dr. Cristián Parker, advierte que en nuestro país durante las últimas décadas se ha deteriorado el respeto a ciertos valores colectivos que permiten una sana convivencia. “Hay grupos minoritarios que tienen comportamientos irrespetuosos y violentos, pero que tienen mayor injerencia que antes, porque al igual que muchos otros segmentos de la sociedad no tiene una mayor cultura cívica”, explica.

La FIFA volvió a multar a Chile esta semana. Entre las razones, se encuentran los cánticos homofóbicos de los hinchas nacionales durante el duelo con Bolivia en el Estadio Hernando Siles de La Paz. De esta manera, la Roja acumuló 13 castigos, 11 de los cuales son por cánticos homofóbicos o discriminatorios, lo que sitúa al país como la nación con más sanciones de este tipo entre las 211 que están afiliadas a la Federación Internacional de Fútbol.El sociólogo y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago, Dr. Cristián Parker, descarta que Chile sea el país más discriminador del mundo. Sin embargo, reconoce que, en las últimas décadas, “hemos experimentado un detrimento en la educación cívica y la sociabilización con que se educa a la gente. Hay una falta de respeto generalizado”. Esto, a su juicio, ha provocado mayores niveles de agresividad, lo que incide en la manera de convivir de la población.Para el Dr. Parker, la situación explica el comportamiento del público que asiste a los estadios para presenciar un encuentro deportivo. “Hay grupos minoritarios que tienen comportamientos irrespetuosos y violentos, pero que tienen mayor injerencia que antes, porque al igual que muchos otros segmentos de la sociedad no tienen una mayor cultura cívica”, señala.De acuerdo a Parker, eso hace que la gran mayoría que no forma parte de esos grupos, no enfrente a quienes incurren en conductas inadecuadas. Adicional a esto, señala que, al encontrarse en masa, baja el nivel de reflexividad producto del entusiasmo colectivo. “El control social disminuye, lo que significa que nos inhibimos de rechazar ciertos comportamientos. Por ejemplo, la  gente ve a alguien insultando a una persona en forma injusta y no dice nada; se le lanzan cosas al árbitro y el resto o se suma o no reacciona”, sostiene.Para el especialista, esta carencia se refleja en la enseñanza básica y media, donde no se percibe un mayor fomento a la cultura deportiva, aspecto que va más allá de solo hacer ejercicios físicos. “Las pasiones son parte del deporte, pero hay que generar un espíritu de autocontrol y de reflexión”, afirma. “No es solo la educación del deportista, sino la cultura del deporte, donde el espectador es fundamental”, insiste.“Es un tema de valores colectivos. Estamos con las defensas más bajas y nos inhibimos menos, entonces, cualquiera que diga una estupidez, los demás lo siguen. Hay una mayor propensión a ese tipo de comportamiento irracional y eso es un problema de sociabilización”, sintetiza.

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