En castellano, la palabra Grind significa moler. Y también, en el ámbito de los skaters, representa el movimiento o truco que se realiza al deslizarse con los dos trucks de las ruedas de la patineta sobre alguna superficie. Por ejemplo, sobre un fierro. Pero no solo eso. En el caso de Óscar Sepúlveda Sánchez y Bastián Moreno Sánchez, corresponde al nombre de la marca de su gran sueño.Ambos ingresaron a la Universidad de Santiago de Chile en 2010, a la carrera de Tecnólogo en Diseño Industrial. Aquí se conocieron y se titularon. Pero su paso por el Plantel no solo les permitió desarrollarse profesionalmente. También dieron vida al proyecto que comenzó a gestarse en la época escolar y que adquirió fuerza mientras cursaron la carrera. Tal como aseguran, Grind es más que una marca.Óscar, de 26 años, además de trabajar desde 2013 como diseñador industrial en una empresa de muebles y metalurgia, cursa su segundo año de Ingeniería Mecánica, en la Universidad de Santiago, en jornada vespertina, lo que compatibiliza con sus doce años de pololeo. Hace un par de años también estudió Licenciatura en Diseño.Bastián, de 25, quien trabaja en una empresa vial como jefe del área de diseño desde 2015, piensa estudiar Ingeniería Comercial. “Hoy el mercado está digitalizado, por lo que me preocupo de leer papers sobre marketing digital o cómo presentar productos en una web”, comenta. A ellos se suma, como otro de los fundadores de Grind, Danilo Miranda Cares, de 26 años, ex compañero de colegio de Óscar. Él trabaja como cineasta.Cuentan con más de setenta ilustraciones de diferentes diseños, las que venden en poleras, skateboard, polerones y gorros, productos que difunden mediante redes sociales, eventos, como auspiciadores en campeonatos de skate, en algunas tiendas de Santiago en los barrios Italia y Bellas Artes, además de centros comerciales, e incluso en Melipilla. “La gente se enamora de nuestros diseños”, destaca Bastián. “Estamos en un proceso de consolidación de nuestra marca, generando identidad, sin desesperarnos”, complementa Óscar. Pasión por la serigrafía y el dibujo Óscar es el quinto de seis hermanos. El mayor falleció. El cuarto, se tituló por la Universidad de Santiago como ingeniero civil industrial. Vive con dos de ellos, junto a su mamá, su abuela y un tío, en la comuna de Lo Espejo. “Somos una familia súper unida. Mi hermano me incentivó a estudiar en esta Universidad”, recuerda.Bastián vive en Melipilla, con su papá, mamá y tres hermanos. Se instalaron ahí en 2010, provenientes de Alhué, comuna al sur de la Región Metropolitana. “Mi mamá estudió pedagogía en la Universidad de Santiago. Me fui encantando cada vez que la escuchaba hablar de ella. De hecho, cuando postulé para ingresar fue mi única opción”, relata.En su época de enseñanza media, Óscar comenzó a trabajar en una empresa de serigrafía, lo que mantuvo mientras cursaba la carrera. “Desde el colegio que tenía la idea de transmitir a través de la ilustración, de una manera profesional. Estaba aburrido de los típicos diseños de las poleras. Nos dimos cuenta con Danilo, el otro integrante de Grind, que necesitábamos seguir dos caminos: la ilustración y la tipografía”, explica.En el caso de Bastián, desde niño le entusiasma el dibujo, lo que potenció durante su época escolar. “Pensaba en ideas y las materializaba a través del dibujo. Fue eso lo que me llevó a ingresar a la carrera. Pensar en algo, diseñarlo y llevarlo a la realidad”, reconoce. Explosión del emprendimiento Recién en el tercer semestre Óscar y Bastián comenzaron a intercambiar ideas, dentro y fuera de clases. “En varias asignaturas teníamos que trabajar digitalizando cosas y luego llevarlas a una lámina. Ese proceso también lo aplicábamos con nuestros dibujos, de manera paralela”, rememoran. Sus primeros acercamientos se centraron en temáticas sobre el skate, actividad que Bastián practica, además de otros deportes, desde la enseñanza media.“Gracias a las herramientas que nos entregaba la carrera, especialmente para ocupar los software, empezamos a formalizar nuestro estilo en el computador con diseños más profesionales. Ya no eran dibujos en papel”, detalla Óscar. “En diseño industrial aprendimos todos los pasos necesarios para crear una marca. Desde una idea o un dibujo, pasarlo a algo formal y llevarlo finalmente al producto que se va a comercializar. Es lo mismo que hemos aplicado con Grind”, agrega con satisfacción.Con el concepto Grind ya definido como la futura marca de lo que pensaban desarrollar, investigaron varias técnicas, considerando los costos y la calidad de los productos que buscaban promover. Hasta que descubrieron la impresión directa, definida por ellos como la evolución de la serigrafía. “Es una máquina que cuesta diez millones de pesos. Algún día tenemos que comprarla. Por ahora recurrimos a uno de nuestros proveedores, a quien le pagamos por usarla”, plantea Óscar.La explosión del emprendimiento llegaría en 2013, gracias a la presencia en redes sociales. Crearon un fanpage en Facebook para publicar sus diseños. El interés por adquirir los productos fue masivo. “Muchos pensaban que Grind era una marca extranjera. No nos creían que nuestros productos son chilenos”, reconoce Bastián. Nuevos desafíos Mientras uno se preocupa de las redes sociales, el otro se enfoca en nuevos diseños. “Todos hacemos de todo. Nadie tiene una tarea específica. Somos tres personas con pensamientos y habilidades diversas”, aclara Óscar. “Tenemos una relación de confianza sobre lo que hace cada uno. No hay conflictos entre nosotros”, añade Bastián. Por ahora, el acuerdo es que la totalidad de las ganancias que genera Grind son reinvertidas para desarrollar nuevas ideas.Uno de esos proyectos, como anticipan, es generar historias a través de cada producto que ofrecen, como una manera de fidelizar aún más a sus seguidores y clientes. “La base de Grind es la ilustración”, resalta Óscar. “Inicialmente ofrecíamos a la gente que eligieran uno de nuestros diseños y la plataforma donde lo querían”, complementa Bastián.Asimismo, destacan que entre sus tareas figura la generación de sus propios estudios de mercado, tal como lo explica Óscar: “Analizamos el estado del arte observando cómo se visten las personas, en la calle, anotando y fotografiando”. Igualmente, no dudan cuando se trata de proyectar el futuro. “Nuestro objetivo es sentirnos bien con lo que hacemos, por lo que nuestra meta es, en algún momento, dedicarnos solamente a Grind”, coinciden ambos.
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Óscar Sepúlveda Sánchez (26) y Bastián Moreno Sánchez (25), quienes en el tercer semestre de la Carrera de Tecnólogo en Diseño Industrial del Plantel descubrieron el interés común por la serigrafía y el dibujo, hoy han logrado posicionar la marca Grind en el segmento juvenil. Desde que se propusieron ilustrar sus ideas de manera profesional, continúan juntos y encontraron un nicho que los tiene con una demanda que crece día a día.
Redacción