Tras conocer los malos resultados del SIMCE Matemáticas de cuarto básico, el Ministro de Educación, Joaquín Lavín, anunció que en marzo se inició un plan para incorporar el método asiático en 300 establecimientos del país. Desde 2010, la Universidad de Santiago de Chile realiza capacitaciones y seminarios con esta metodología. El año pasado trabajó con 13 colegios.La Usach adaptó los libros del método Singapur para la realidad chilena. Ya lo hizo para primero, segundo y tercero básico y actualmente trabaja en el texto de cuarto básico. El método Singapur de enseñanza de las matemáticas parece ser la panacea para resolver los problemas de aprendizaje de países como Chile. De hecho, el Ministerio de Educación inició un plan en marzo para incorporar este método en 300 establecimientos del país. No obstante, y pese a su éxito, Singapur es una metodología que no deja de tener complejidades en su adaptación.“Es un método altamente exigente para la cultura de los profesores chilenos” advierte la directora del Centro de Investigación, Experimentación y Transferencia en Didáctica de las Matemáticas Felix Klein de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lorena Espinoza; ello, puesto que, variables propias del sistema educativo chileno tales como: excesivas horas de clases, pocas horas para planificar o muchos alumnos en las aulas, entre otras, no facilitan su comprensión y efectividad.“Los docentes reciben un texto que es exigente en términos de enseñanza, además tiene una manera de articular y de progresar que es diferente a lo que es la tradición curricular en Chile” explica la Dra. Espinoza.Fueron justamente esas complejidades del Método Singapur, las que llevaron a las Usach a optar por capacitar a los profesores de una manera focalizada e intensiva, lo que permite hacer un seguimiento efectivo de los logros. El Centro Felix Klein de la Usach, capacita a profesores desde 2010 en este exitoso método de aprendizaje de las matemáticas. Asesorías sistemáticas para colegiosLa Usach realiza un trabajo de asesorías que van dirigidas a los establecimientos educacionales y no a los profesores de manera aislada, de esta forma se logra potenciar la adaptación al método. “Es distinto a que trabaje un profesor, a que lo haga un establecimiento completo. Trabajamos con el jefe de la Unidad Técnica Pedagógica de las escuelas o los encargados de ciclo”, precisa la especialista.Los docentes utilizan un texto que aborda tanto la perspectiva matemática, como la didáctica, “así saben qué hacer con sus estudiantes, cómo manejar el material, qué tipo de preguntas pueden hacer para problematizar a sus alumnos, qué sistematización deben estructurar frente a eventuales respuestas. Planificamos sus clases y trabajamos el método Singapur sesión a sesión. Esto para cada profesor, según el curso en que ejerce”, explica la Dra. Espinoza.La capacitación incluye seminarios que entregan una visión más amplia del método. “No sólo se mira el curso puntual del profesor, sino que apuntan a la continuidad que hay de los distintos ejes del método Singapur, de primero a sexto básico”, complementa la directora del Centro Felix Klein.A partir de este año comenzarán a realizar un monitoreo en aula de los profesores capacitados. “Vamos a apoyarlos y a realizar retroalimentación respecto de qué están logrando con el método” señala la experta en didáctica de las matemáticas de la Usach.El método Singapur se ha preocupado, también, de favorecer las condiciones de aprendizaje de los alumnos. Hay libros que son para la clase y otro para la casa, incluso cada texto es de una cantidad de hojas razonable para no sobrecargar la mochila de los niños.¿Qué es el método Singapur?Diseñado por expertos de esta nación asiática, a partir de la fusión de varias experiencias exitosas de otros países, el método Singapur usa el llamado currículo en espiral, que aísla algunas nociones matemáticas y las trabaja con plenitud y en profundidad. “Si uno abre un libro de matemática estadounidense o nuestro, verá grandes teorías, fórmulas, ejercicios, mucho contexto y variedad, pero en Singapur usted verá menos cosas, demasiado humilde quizás, pero ahí hay una profundidad pedagógica tremenda. Es decir, tenemos menos contenido, pero profundo y luego eso ayuda a seguir adelante”, explica la Dra. Espinoza.Entre las virtudes del método destaca su didáctica. “Es mucho más práctico y didáctico y permite a los alumnos una mejor comprensión de la matemática, sumado a ello el uso de materiales concretos como balanzas, cubos y otros”, concluye la directora del Centro Felix Klein de la Usach.