Su vínculo con la música resulta peculiar, ya que Andrés Bahamondes González quería ser médico y a eso aspiraba hasta que cierto día, cuando contaba con 14 años, un compañero lo escuchó mientras interpretaba una canción de Inti Illimani. Su amigo lo invitó al coro Crecer Cantando del Teatro Municipal y al primer ensayo se enamoró de la actividad y decidió dedicarse a la música.Actualmente, con 38 años, es el director del Coro de la Universidad de Santiago, cargo que lleva desempeñando desde el 2016, cuando le comunicaron que fue elegido tras un largo proceso de selección.Sin embargo, su figura en el elenco musical no era nueva, ya que Andrés había comenzado la historia con nuestro Plantel siete años antes, como jefe de Cuerdas y ayudante del entonces director del coro, Santiago Marín. Por tanto, él sostiene que el inicio “fue sentirme en casa, un cambio suave dentro de un equipo que me respeta y es amable para trabajar”.Está casado con una psicóloga, que además es soprano dentro del coro que dirige. Se conocieron antes que Andrés llegara a ser director, pololearon cinco años y se casaron hace dos. “Para mí es una bendición, ya que todo el mundo sabe lo difícil que es para un músico tener una pareja que no sea músico en cuanto a los horarios. Gracias a Dios tengo una esposa que comparte conmigo la pasión del canto coral”, agrega. En cuanto a sus influencias musicales, este profesor se considera un “ecléctico”. Asegura que escucha todo tipo de melodías, desde lo docto a lo popular. “Creo que es importante que escuche música popular y sobre todo que en el mundo académico se estudie”, señala Bahamondes.“Mis grandes referentes son la Nueva Canción Chilena en términos de música popular, pero escucho de todo. Por el lado docto, en mis primeros años fue el barroco, ahora exploro tendencias actuales de composición coral y de a poco he entrado al romanticismo”, remarca.No obstante, para este director, Violeta Parra y Víctor Jara son las figuras más influyentes en la música popular chilena, tanto desde el punto de vista musicológico como artístico completo. InfluenciasCuesta creer que este destacado artista pensara alguna vez dedicarse a la Medicina. Aunque no proviene de una familia de músicos, su vida siempre estuvo ligada a ella gracias al surgimiento de la Nueva Canción Chilena. En el hogar familiar de Maipú, Andrés creció con Inti Illimani, Los Jaivas e Illapu, al tiempo que comienza a tocar guitarra, flauta y piano antes de los 14 años.En el coro de Crecer Cantando conoce a Víctor Alarcón, destacado director coral y educador musical recientemente fallecido, y eso fue clave para saber que a eso quería dedicar su vida.Estudió Pedagogía en Artes Musicales en la UMCE y tras completar su carrera, regresó al programa Crecer Cantando, donde trabajó junto a Víctor durante seis años como monitor y ayudante en el coro.En ese contexto empezó a dirigir grupos más pequeños, como el coro del Ministerio de Obras Públicas, que hasta ahora lidera. Además, tuvo la oportunidad de hacer clases en distintos colegios, algo que él considera fundamental para un director de coros. “La pedagogía de aula es un aprendizaje invaluable para lo que después se traslada a la sala de ensayos”, detalla.Ahora, como director de coro, extraña cantar y ser la contraparte. Por lo mismo, no duda en asistir a cursos de dirección, pues en esas instancias los directores participan como coro activo, lo que le da la oportunidad de cantar. No obstante, sostiene que su experiencia previa en el elenco “me hace mejor director. Conozco la dinámica interna y eso nos da una comunicación fluida”.Coro con selloEste miércoles, y como es tradicional en esta época del año, el público del Aula Magna se deleitó con el Concierto de Navidad a cargo de los elencos del Departamento de Extensión. En la ocasión, el Coro, junto a la Orquesta Clásica interpretaron un repertorio de obras de Georg Friedrich Händel, Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emmanuel Bach, Bohulav Martinů y villancicos navideños.Este fue el último concierto de la temporada 2018 en la Universidad y para Andrés Bahamondes, busca transmitir un mensaje positivo, lo cual está en el sello del elenco.“Para nosotros es muy importante ser la temporada de conciertos gratuita para el sector Poniente de Santiago. Nos abanderamos con esa idea”, recalca el director. En el año el coro realiza tres conciertos junto a la Orquesta Clásica y dentro de la temporada, uno es exclusivamente coral. Además, el grupo se vincula con la comunidad cantando fuera del Plantel, como el año pasado, cuando llevaron el homenaje a Violeta Parra a Villa Francia.Dentro de los logros que destaca este año, el coro obtuvo el segundo lugar en una de las categorías del concurso internacional de coros realizado en Brasil y fueron reconocidos con el premio del jurado a Mejor Agrupación del certamen. Por lo mismo, entre los planes en el mediano y largo plazo, el director intentará llevar al grupo a nuevas instancias internacionales.Para Bahamondes liderar este grupo de alrededor de 60 cantantes -profesionales y amateur- es un lujo y un orgullo, pues “tiene el sello social de esta Universidad y eso se verifica en la capacidad comunicativa que transmite, relacionándose con el público a través de la música y el afecto”. “En general, todavía se cree que la música académica es seria, pacata y fría. Desde hace muchos años el coro de nuestra Universidad cambió eso. Además cuenta con un sonido característico e histórico, herencia de los maestros que estuvieron antes y no pretendo cambiarlo”, puntualiza.
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Este profesor de Artes Musicales llegó a nuestro Plantel a desempeñarse como jefe de Cuerdas y ayudante del ese entonces director del Coro, Santiago Marín. Así se mantuvo durante siete años hasta que en marzo de 2016, Andrés Bahamondes González se convirtió en el nuevo maestro del conjunto coral. Y si bien reconoce que en este cargo lo que más extraña es cantar, asegura que su experiencia previa en el mismo elenco “me hace mejor director. Conozco la dinámica interna y eso nos da una comunicación fluida”.
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