La autorregulación del flujo sanguíneo cerebral puede ser un factor para entender el incremento de enfermedades y accidentes cerebro-vasculares, según pretende desentrañar un estudio en desarrollo de nuestra Universidad.
Este lunes (29) se conmemoró el Día Mundial del Ataque Cerebral, patología con índices poco alentadores en el país, donde alrededor del 10 por ciento de la población muere por su causa. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el problema es de carácter mundial: sólo en la primera década del año 2000 cobró la vida de 5,5 millones de personas, cifra que según la entidad se multiplicará con los años.El Dr. Max Chacón, académico de Ingeniería Informática de nuestra Universidad, lidera el proyecto “Modelos no lineales basados en SVM para la obtención de índices de autorregulación y reactividad cerebro-vascular”, financiado por el Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo.El estudio da cuenta de algunos factores que pueden provocar los accidentes cerebrales. “Analizamos cómo funcionan los cambios de dióxido de carbono (CO2) y su influencia en los sujetos, pues dependiendo de sus niveles en la sangre, varía la autorregulación cerebral”, explica Chacón.Explica el académico que la autorregulación es un sistema que poseen los humanos para controlar el flujo cerebral, logrando que sea constante en determinados rangos de presión. “Si tenemos la presión muy baja, podemos caer en inconsciencia y, si tenemos la presión muy alta, se pueden romper los vasos sanguíneos”, expresa el Dr. Chacón recalcando que existe una estrecha relación entre el mal funcionamiento del sistema autorregulatorio y el desarrollo de accidentes cerebro-vasculares, demencia vascular o Alzheimer.En consideración de lo anterior, “lo que queremos realizar con el actual proyecto es comprobar la incidencia del CO2, haciendo que la persona deje de respirar en determinados momentos. Deseamos saber si un aumento natural del CO2 por apnea (dejar de respirar), es equivalente a estudios anteriores, donde se sometía al sujeto a que respirara una mezcla de CO2 con aire”,indicó.La investigación pretende observar las particularidades que se producen en el sistema de autorregulación, según la posición de los individuos sometidos a estudio, pues “nadie ha visto si la autorregulación cambia cuando estoy sentado, parado o acostado en diferentes ángulos”, señala el académico.La ejecución del proyecto busca mejorar los actuales modelos de autorregulación de flujo sanguíneo cerebral, para realizar mediciones más precisas que ayuden a entender estados alterados. Sus etapas se basan, principalmente, en la observación durante los cambios de presión en el organismo, gracias a un equipamiento especializado; el análisis de datos de las respectivas posiciones de los 20 sujetos que se someterán a estudio y los cambios de respiración.El proyecto cuenta con la colaboración de José Luis Jara y Claudio Henríquez del Departamento de Ingeniería Informática; el Dr. Jean Landerretche, neurólogo de la Facultad de Medicina y Miguel Ramos, de Ingeniería Civil en Informática de la Universidad de La Serena, más el aporte de estudiantes tesistas.Para el Dr. Chacón lo más importante de la investigación es su carácter innovador, pues el desarrollo de este tema en el país es incipiente. “Buscamos aportar a la solución de un problema de carácter mundial, pues los accidentes cerebro-vasculares están aumentando y debemos examinar la relación entre ellos y el mecanismo de autorregulación de los humanos”, indicó.