Cuando los hijos deciden salir de casa para estudiar en otra ciudad y buscar mejores oportunidades para su futuro, viene una “etapa difícil para los padres, quienes deben aprender a manejar la angustia que les provoca el saber si los hijos van a estar bien fuera del hogar”, explica la psicóloga clínica y especialista en Desarrollo Humano de la Universidad, Irene Magaña
Luego que este sábado se cerrara el proceso de postulaciones a las universidades chilenas, y a la espera de la publicación de los resultados el próximo domingo 13 de enero, miles de estudiantes tendrán que dejar su hogar para trasladarse a otra ciudad donde empezarán sus estudios superiores.Este paso cierra, irremediablemente, un ciclo y abre otro donde los jóvenes deben adquirir nuevas responsabilidades, administrar su tiempo libre, el ocio y planificar los estudios sobre la base de nuevas exigencias académicas. Es la etapa en que también viven un proceso de madurez personal, que se profundiza aún más en el caso de los jóvenes que, ya sea por obligación o por decisión propia, deben irse a estudiar lejos de sus hogares.Para la psicóloga clínica y especialista en Desarrollo Humano, Irene Magaña, “este proceso es doloroso para los padres. Es duro encontrarse sin los hijos en la casa, en cambio es un desafío interesante para estos últimos”.“A pesar que en primera instancia a los padres les cuesta aceptar la decisión de sus hijos, deben apoyarlos y entusiasmarlos para que se vayan tranquilos, aún cuando sepan que los van a extrañar”, sentenció la especialista.Cómo manejar la separaciónComo en todo orden de cosas, habrá jóvenes a los que vivir lejos les ayude a crecer como personas y llegar a un equilibrio, dado que serán dueños de su tiempo y podrán tomar sus propias determinaciones. Pero existirán otros a los que, quizás, les cueste más acostumbrarse a la independencia.La experiencia de independencia es una prueba de confianza entre los hijos y sus padres – plantea la especialista de la U. de Santiago – “ya que los jóvenes tendrán que demostrar que pueden asumir de forma responsable la adultez, mientras que las familias deberán velar porque sus enseñanzas y crianza den buenos frutos”. A juicio de la Dra. Irene Magaña, “padres e hijos viven una separación transitoria del vínculo cuando estos últimos se van a otra ciudad. Este proceso es un duelo en términos de separación, por eso, ambos deben mantener una relación lo más cercana posible. Incluso es recomendable tratar de comunicarse a diario. En esta etapa los hijos también deben ayudar a los padres a sobrellevar la separación manteniéndose en permanente contacto”.La psicóloga concluyó que, normalmente, lo que angustia a los padres es saber si los hijos van a estar bien, “por ello es importante que estos últimos les cuenten sus logros. La preocupación fundamental de los padres es el bienestar de sus hijos, ya que piensan que son muy jóvenes para vivir solos; les preocupa el hecho de no saber si van a tomar buenas decisiones y, en ese sentido, es ideal que los hijos preparen a los padres para su ausencia”.