Los días 28 y 29 de noviembre se realizó el tercer Encuentro PACE Macrozona Centro, “Avances, desafíos y buenas prácticas: 10 Años del Programa de Acceso a la Educación Superior”. La actividad organizada por los equipos del Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) de las universidades de Santiago, de Chile y Católica del Maule, tuvo como sedes a la Usach y a la Casa de Bello.
En la instancia, las y los representantes de las catorce casas de estudios participantes, compartieronexperiencias y discutieron cómo fortalecer el trabajo en red. Igualmente abordaron temáticas referentes al apoyo académico, la orientación vocacional, el acompañamiento socioemocional y los desafíos de la institucionalización del PACE en las universidades, entre otras aristas.
A una década de su inicio, el PACE está instalado en 29 universidades de todo Chile. Más de 470 mil estudiantes han pasado por algún Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE), de ellas (os) cerca de 39 mil han entrado a la universidad, y 5 mil están titulados. En un comienzo el programa se implementó en 69 colegios, actualmente son 638 los establecimientos adheridos.
Para la Dra. Leonora Mendoza Espínola, vicerrectora Académica Usach, “estas cifras no solo demuestran la consolidación del PACE como política pública de alto impacto, sino que también dan testimonio de cómo ha cambiado la vida de jóvenes y de sus familias, ya que muchos de ellos han sido las primera generación con acceso a la educación superior, evidenciando con ello que un acompañamiento académico y socioeducativo certero se hace efectivo si es que se realiza desde la enseñanza media”, aseguró en la ceremonia de apertura del evento.
Por su parte, el profesor Máximo González Sasso, primer director del Propedéutico de la Usach y actual asesor experto en esta área de la Universidad de O’Higgins, señaló que estas instancias son “vitales” para conocer y compartir las buenas prácticas que se están realizando en los planteles, puesto que son acciones “donde tú aciertas muchas veces, pero también fallas bastante, porque estamos dando pasos sin tener ninguna guía hacia adelante. En ese aspecto, me parecen súper positivas”, afirmó.
Por este motivo, “sería positivo que la comunidad PACE tenga un repositorio de buenas prácticas. Con esto quiero decir que las problemáticas en esta área nunca se acaban”, aseguró.
Conversatorio
En la ocasión, se realizó el conversatorio “Avances, desafíos y buenas prácticas: 10 Años del Programa de Acceso a la Educación Superior”, donde participaron expertas (os) en la materia.
En la ocasión, la subdirectora de innovación social y pública de la Universidad de Chile, Beatriz Rahmer Pavez, señaló que se pueden observar al menos tres resultados positivos desde la implementación del PACE. “Primero, es una política pública instalada. Es parte del sistema de acceso y eso es fundamental; segundo, hay resultados concretos. Tenemos más 5 mil personas que han egresado y están titulados; y tercero, demuestra que se puede hacer política pública distinta, de manera articulada, donde el responsable no necesariamente sea siempre el Estado, sino que se puede generar de forma corresponsable”, indicó.
Respecto a la adaptación que ha tenido el PACE a las modificaciones del Sistema Nacional de Acceso a la Educación Superior, Jaumet Bachs Alarcón, jefe de la División de Información y Acceso de la Subsecretaría de Educación Superior, indicó que esta política pública tiene la ductilidad de poder ajustarse a las necesidades de los territorios.
Además, “la Ley de Educación Superior creó un sistema de acceso, una Subsecretaría de Educación, los programas existentes (Propedeútico) se acomodaron al PACE, entre otros cambios a los que la iniciativa ha sabido adecuarse. Este no es un programa cerrado, aún le quedan espacios de articulación de mejora, por lo tanto, estamos obligados a aprender cómo ajustarnos al contexto que estamos enfrentando”, afirmó el representante ministerial.
Finalmente, Adriana Delpiano Puelma, ministra de Educación en la época de implementación del PACE, planteó que una de “las tareas pendientes”, pensando en profesionales universitarios que trabajan en colegios y que pasaron por el programa, es saber cómo impactan en las (os) profesoras (es) y equipos directivos de esos establecimientos. “¿Mejora o no mejora ese colegio? Acá estamos hablando de aprendizajes que van a determinar la vida de esas (os) alumnas (os)”, enfatizó.