El cáncer cervicouterino es uno de los pocos cánceres que se pueden prevenir casi en su totalidad con estrategias efectivas de vacunación y detección precoz. Sin embargo, sigue siendo una de las principales causas de muerte en mujeres jóvenes en Chile, lo que indica que aún hay brechas en educación, acceso y adherencia a los programas de salud.
Si bien, Chile ha avanzado en la prevención con la vacuna del VPH y el test de detección, aún es necesario reforzar la educación para eliminar mitos, aumentar la cobertura y lograr que ninguna mujer muera por una enfermedad prevenible.
La Dra. Paola Salas Rivas, matrona e investigadora del Programa de Salud Pública, y el Dr. Patricio Vásquez Ulloa, ginecólogo, Coordinador ginecología y obstetricia y de internado de la Escuela de Medicina, se refirieron a este tema.
En Chile el último estudio publicado por el MINSAL da cuenta de que fallecieron en el año 2022 un total de 629 mujeres por este cáncer, sin embargo, con la vacuna contra el VPH que se inició entre el 2014 y el 2015 para niñas de 4to y 5to básico y que se amplió a niños en el año 2019 con una vacuna tetravalente, que protege contra cuatro cepas del VPH: 6, 11, 16 y 18, se espera disminuir la mortalidad.
En este contexto ambos académicos coinciden en que los datos de incidencia y mortalidad de este cáncer se notarán en un mediano plazo. “Podríamos hablar de 20 años luego de la introducción de la vacuna, esto debido a naturaleza de la enfermedad y su historia natural porque esta patología comienza con cambios a nivel celular, que se inicia con cambios neoplásicos intraepiteliales (anomalías en las células que podrían ser precancerosas) y que entre 10 y 20 años después pueden transformarse en cáncer invasor, por eso, es muy prematuro observar cambios significativos en 10 años”, señala Salas.
El Dr. Patricio Vásquez opina de igual forma. “Aún no han pasado suficientes años para ver un impacto total en la reducción de cáncer cervicouterino, sin embargo, en países con mayor cobertura y más años de implementación, como Australia y el Reino Unido, se ha observado una caída drástica en la incidencia de lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino”, aseguró.
Factores de riesgo y la importancia de la prevención
En cuanto a las principales causas del cáncer cervicouterino, los especialistas confirman que entre los principales factores de riesgo destacan el inicio precoz de relaciones sexuales (epitelio cervical inmaduro); el mayor número de parejas sexuales; no usar preservativos; multiparidad; factores inmunológicos; tabaquismo porque las sustancias químicas afectan la inmunidad local del cuello uterino y aumentan la persistencia de la infección por VPH; antecedentes familiares de la enfermedad e infecciones de transmisión sexual; el uso de anticonceptivos orales por más de 5 años ha sido asociado con un ligero aumento del riesgo de este cáncer, entre otros.
La vacunación no puede ser la única medida de prevención, tal como señala Patricio Vásquez, “hay otras estrategias claves para reducir la mortalidad por cáncer cervicouterino, como lo es aumentar la cobertura del Papanicolaou y el test de VPH. En Chile, la cobertura del PAP ha sido baja en los últimos años. Es clave reforzar campañas que promuevan la detección temprana y mejorar el acceso a exámenes en sectores vulnerables; promover el uso del test de VPH como tamizaje primario, que es más efectivo que el PAP para detectar lesiones precursoras y que ya se ha implementado en el sistema público. Además, es importante la educación en salud sexual y reproductiva, es fundamental que la población entienda la relación entre el VPH y el cáncer, promoviendo el uso de preservativos y chequeos médicos regulares; facilitar el acceso a tratamientos oportunos, entendiendo que muchas mujeres llegan tarde al diagnóstico por barreras económicas o geográficas”.
Cáncer y embarazo
El cáncer no es impedimento para que una mujer se embarace, pero depende del tratamiento que haya recibido o esté recibiendo para combatirlo. “En casos de histerectomía total o radical no podrá gestar un embarazo. Pero si ha recibido otros tratamientos como, por ejemplo, una mujer que tuvo una conización (extirpación del cuello uterino, pero preservando el útero) podría embarazarse, pero puede tener mayor riesgo de un parto prematuro o insuficiencia cervical, por lo que puede requerir procedimientos específicos en la zona”, señala la matrona Paola Salas.
La experta, comenta, además, que en caso de pacientes que hayan recibido radioterapia pélvica “podría tener insuficiencia ovárica prematura, lo que resulta en infertilidad (aunque podría realizarse una reubicación de los ovarios fuera del campo de radiación o la preservación de óvulos/embriones antes del tratamiento). La quimioterapia también puede afectar la función ovárica y disminuir su reserva”.
Para estos casos, Salas recomienda extremar los cuidados especiales, con un mayor monitoreo del cuello uterino, vigilando el crecimiento fetal, mayores controles oncológicos, incluyendo especialistas en embarazos de alto riesgo y mayor seguimiento y controles con la matrona.
El trabajo de Salud Pública USACH en esta materia
De acuerdo con Paola Salas en el equipo de investigación del área de gestión en la política pública de salud en Chile, integrado por investigadoras de Salud Pública y Matemáticas, “hemos priorizado trabajar por generar evidencia científica que permita entregar información sobre la evolución y cumplimiento de garantías del AUGE/GES en las mujeres del país”.
Agrega que ”solicitamos la base de datos a FONASA, mediante Ley de Transparencia, y estamos conversando con el Ministerio de Salud para poder de manera colaborativa trabajar en generar evidencia científica del PAP, VPH y de la evolución de los casos diagnosticados en los últimos 20 años a nivel nacional, regional, e incluso hemos pensado a nivel de las comunas para poder entregar recomendaciones a la normativa nacional y a los tomadores de decisiones locales. Todo esto para contribuir a fortalecer la promoción de salud de realizarse los exámenes preventivos por parte de las mujeres en Chile (PAP o VPH), en todo el territorio nacional, a pesar de la heterogeneidad de los servicios existentes, de existir diferencias en las investigaciones que esperamos realizar”.
Lo más importante es señalar que el cáncer cérvico uterino tiene tratamiento en Chile, en casi un 100% si es diagnosticado precozmente, en las lesiones preinvasoras denominadas neoplasias intraepiteliales, Nie, (que van aumentando en gravedad desde la NIE I, la NIE II, hasta la NIE III), a través del examen que se denomina Papanicolaou (PAP). Cuando se diagnostica en etapa de cáncer invasor el tratamiento también es posible, pero dependerá en qué etapa esté, ya que el pronóstico de la enfermedad es peor en cuando hay diagnóstico en etapas avanzadas.