Renée Basaure Zúñiga y Catalina Espinoza Pérez, cursaban tercer año de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, cuando ante su interés por la educación para adultos y jóvenes, decidieron realizar una colecta de libros para potenciar la biblioteca de una escuela que se encontraba al interior del Centro Penitenciario Femenino de San Miguel.
Este primer acercamiento, que llevó hasta el recinto educacional cerca de 500 libros, forjó una relación virtuosa entre la Facultad de Humanidades y la Escuela Especial para Adultos Hugo Morales Bizama, que se ha ido fortaleciendo en base a actividades y talleres que van en beneficio de la comunidad estudiantil de ambas instituciones.
“El año pasado estuve haciendo mi práctica inicial y ha sido una experiencia pionera para el Departamento de Historia, al ser la primera dupla de estudiantes con una escuela de adultos y de educación carcelaria. Esto ha sido muy enriquecedor para mi formación, al abrirse este mundo de la educación para adultos como futuro espacio laboral”, señaló Catalina.
Igualmente, se refirió a lo precarizado de la educación para adultos, y aún más la carcelaria, indicando que el factor desprolijo de la situación desencadena que estas dos formas de aprendizaje se trabajen como si fuera enseñanza para adolescentes.
“El estar inmersa en una escuela de un recinto carcelario, me ha dado la posibilidad de reencantarme con la función docente en espacios en donde la docencia es una herramienta de movilización social. Es aquí donde me siento como un pilar de apoyo en estos espacios de desigualdad, violencia y abandono”, aseguró.
Renée Basaure Zúñiga, estudiante de cuarto año de la misma Pedagogía, manifestó que esta ha sido una experiencia satisfactoria, porque su trabajo ha ayudado a las estudiantes a desenfocarse de su privación de libertad. “Reunir la literatura con el escribir y la comunicación, nos muestra la importancia del trabajo desarrollado con la Biblioteca FAHU, sobre todo cuando ellas escriben cartas para poder relacionarse con sus familiares. Esto me hace recordar a mi papá que sacó su cuarto medio en pandemia y lo difícil que es para una persona adulta terminar sus estudios, con mayor razón aquellas privadas de libertad, que sufren la estigmatización social”, enfatizó.
Las estudiantes concuerdan en que se pueden realizar cambios con pequeños gestos, y que, en lo personal, la experiencia les confirma esta vocación para transformar la sociedad desde la educación.
El proyecto
Daniela Burgos Morales, encargada de Vínculo con la Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, sostuvo que esta iniciativa surgió del trabajo desarrollado por las estudiantes y que prosiguió con las encargadas de la Biblioteca de la Facultad, quienes ofrecieron talleres para mejorar la experiencia y el servicio.
“Desde un primer momento, la respuesta de la comunidad educativa de la escuela ha sido muy positiva. Para nosotros, como carrera gestora, la actividad nos ha retribuido con procesos de práctica en la escuela, en donde nuestro estudiantado puede conocer el sistema de educación penitenciaria desde adentro con clases en contexto de encierro. Pero, además, algunos talleres PAES y hasta una feria de carreras, entre otras actividades”, manifestó la académica.
Carolina Cabrera Matus y Paloma Muñoz Catrifol, bibliotecarias de la FAHU, han participado activamente del proyecto, apoyando en la formación de la biblioteca de la escuela. Su trabajo se ha vinculado a la catalogación de los textos, el etiquetado del material y el proceso de reordenamiento de las estanterías, entre otras acciones.
“Para nosotras ha sido todo un desafío poder trabajar con una biblioteca de una escuela, que se ubica dentro de un recinto penitenciario. Junto con este trabajo técnico de catalogación, también hemos sugerido a la persona encargada, actividades de fomento lector como clubes, exposiciones, vitrinas de novedades, lo que generará que las estudiantes no solo lean el libro que les pide el currículo, sino que integren nuevos autores y conocimientos a su lectura”, concluyeron.