Fortalecer los postgrados nacionales: el nuevo desafío para Becas Chile

Columna de opinión de la académica y vicedecana de Investigación, Desarrollo y Postgrado de la Facultad de Ingeniería, Dra. Andrea Mahn Osses. 

“Becas Chile se creó en un momento donde el país ofrecía pocos programas de doctorado, lo cual era muy necesario para potenciar una academia más robusta. Hoy en día, tenemos más de 450 programas de doctorado y hay pocas cosas que no se puedan estudiar en Chile”.

Con esas palabras la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aisén Etcheverry, se refería al futuro de Becas Chile en el país, abriendo la discusión sobre el rol que debe cumplir este programa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), el que ha funcionado como una herramienta para el perfeccionamiento académico de chilenos/as en distintos campos de investigación alrededor del mundo, con el afán de que los conocimientos adquiridos sean un activo para Chile una vez que los/las beneficiarios/as retornen al país.

Estamos de acuerdo en que ha llegado el momento de reevaluar un punto central del instrumento y que tiene que ver con enfocarse en fortalecer esta amplia y robusta oferta de postgrados chilenos, incentivando a que nuestra base del sistema CTCI se forme acá.

Este ha sido siempre el punto más polémico, porque los y las becarios/as se van al extranjero y no es completamente seguro que regresen. Esto se produce, entre otros motivos, por la inseguridad laboral que existe para el/la beneficiario/a una vez que ha obtenido el grado académico, elevando el riesgo de la inversión que hace el país para formar capital humano avanzado. Aún recordamos la preocupante situación que se produjo en el entorno de la pandemia, donde algunos/as becarios/as dejaron de percibir la beca teniendo que enfrentar una situación económica compleja. Esto fue excepcional, sin embargo, develó las complejidades del sistema, tales como la difícil reinserción en Chile para cumplir con uno de los compromisos que estipula este programa de becas. Entonces, considerando la amplia oferta de postgrados que tenemos y el alto nivel de I+D+i que se desarrolla en Chile, ¿será más pertinente privilegiar la solución de los problemas locales con el capital intelectual que se forma en nuestro país y que hoy está optando por perfeccionarse en el extranjero? De esta forma se potenciaría la retención de talentos nacionales.

¿Por qué privilegiar que Becas Chile se focalice en potenciar los postgrados chilenos? Motivos hay muchos, pero, para mí, el más relevante es que al irse a estudiar fuera de Chile, el o la estudiante debe abordar un problema que no necesariamente corresponde a la realidad nacional, sino que es de interés del grupo de investigación extranjero, con la perspectiva de la realidad que ese grupo tiene y que puede diferir considerablemente de la realidad nacional. Esto aporta, por supuesto, a la formación y a la vinculación internacional, pero debemos tener claro que hacer un postgrado en el extranjero implica aprender a hacer investigación en otro sistema, con los recursos de otro sistema y con el equipamiento de avanzada de esas universidades. Lo complejo de esto es que, al regresar, el o la graduado/a se encuentra con una realidad muy distinta a la de la institución donde cursó su postgrado, con un sistema CTCI más complejo y desafiante, con menos recursos y que requiere de una mayor dedicación y resiliencia. Esto afecta negativamente la inserción y aparece la desmotivación y la búsqueda de otros caminos de desarrollo profesional no necesariamente vinculados a CTCI. La Facultad de Ingeniería de la Usach pensó en esto hace tiempo y cuenta con el “Programa de Formación Académica”, el cual garantiza el retorno del beneficiario/a para retribuir lo invertido en la Universidad, siendo contratado por una fracción de tiempo.  En este sentido, este programa de becas ha sido un aporte importante. 

El repensar el instrumento Becas Chile nos lleva a una conclusión: potenciar nuestros doctorados. Como dijo la ministra, la oferta chilena de postgrado es líder en Latinoamérica y es comparable con Brasil y Argentina, lo cual está cambiando el paradigma. Que el estudiantado siga estudios de postgrado en Chile es más económico, es más fácil la reinserción, los contactos son conocidos y las tesis abordan problemas locales, muy necesario para el desarrollo del país. Además, nuestro sistema CTCI comprende al estudiantado de postgrado como la base del sistema, pues es quien genera los resultados asociados a los proyectos. Entonces, cada vez que un estudiante se va a cursar un postgrado al exterior, nuestro sistema se ve comprometido. A mi juicio, para mantener el nivel del sistema CTCI y evolucionar en una I+D+i que aporte de manera efectiva al desarrollo de Chile, el instrumento de financiamiento para formar capital intelectual debe focalizarse en potenciar los programas chilenos.

Una herramienta complementaria muy interesante ha sido el de las pasantías de investigación. En la Facultad de Ingeniería de la Usach, la mayoría de nuestros doctorados tienen considerado dentro del plan de estudios, que el/la estudiante realice una estadía en el extranjero; incluso hay acuerdos de doble grado que refuerzan la utilidad de las pasantías y tenemos muchos ejemplos en el Doctorado de Ciencia e Ingeniería de los Materiales, Magíster en Ciencias de la Ingeniería mención Ingeniería Industrial, y otros, donde el/la estudiante realiza una pasantía recibiendo los beneficios que trabajar en un laboratorio extranjero conlleva, pero resolviendo un desafío planteado en el programa de postgrado de origen, volviendo para aportar al país y a la propuesta de soluciones innovadoras concretas. Esta modalidad es mucho más enriquecedora que enviar a doctorandos y doctorandas a formarse completamente en el extranjero.

Es hora de repensar el rol de Becas Chile considerando la actual oferta de postgrados chilenos, modificando las barreras de ingreso. Podría agregarse la condición que el/la estudiante tenga asegurado el dónde volver, como es el caso de nuestro Programa de Formación Académica, porque da un marco de seguridad a todo el sistema. En este escenario, Becas Chile actúa como la mejor palanca de impulso, pues la adjudicación se daría bajo contrato y enfatizando el compromiso de volver para retribuir, y no para buscar trabajo empezando prácticamente desde cero.

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