El bioquímico de la Usach y actual integrante del directorio del Centro para el Desarrollo la Nanociencia y la Nanotecnología de la Usach, Pablo Zamora, uno de los tres fundadores de la reconocida startup The NotCo, comentó con los investigadores del Cedenna las experiencias, frustraciones y retos que enfrentó junto a sus dos socios en su esfuerzo por instalar en el mercado mundial la exitosa empresa chilena de food tech. El encuentro dio la partida a los seminarios internos que el centro de investigación realizará mensualmente durante 2021.
NotCo, elegida como una de las empresas más innovadoras del mundo, nació en la comuna de Macul, producto de la inquietud de tres chilenos (Matías Muchnick, Pablo Zamora y Karim Pichara), soñando con aportar conocimientos científicos a una mejor alimentación sin que significara un costo adicional para los consumidores. Actualmente sus productos se venden en los principales supermercados de América Latina y Estados Unidos, incluidos Walmart y Whole Foods Market.
Cuando la compañía se internacionalizó, Zamora decidió quedarse en Chile y hoy se ha sumado al directorio de Cedenna-Usach, en un momento en que el centro está buscando cómo impactar a la sociedad desde la ciencia y la tecnología.
Comentó que si bien es “un fan” del desarrollo nanotecnológico, lo que verdaderamente lo motiva a tomar esta responsabilidad es “la idea de movilizar resultados científicos fuera de los laboratorios, algo que todos dicen compartir pero para lo que hay muy pocos mecanismos concretos”. Espera que su aporte sea precisamente desafiar el sistema, movilizando las inquietudes de los investigadores hacia la solución de problemas concretos “y ayudar a vencer la resistencia que existe entre cómo enfoco mi investigación desde mis propios intereses versus lo que puede estar necesitando el medio”.
Del laboratorio a la empresa
Comentando sus desafíos iniciales, Zamora subrayó “Nosotros pensamos, en nuestra cabeza bien intencionada, que si poníamos a disposición de la industria tecnología aquello que le hace bien a las personas, nos iban a recibir con entusiasmo (…) Fue duro, porque nos obligó a desarrollar nuestra propia cadena de producción y enfrentar al mercado”. Necesitaron, dice, aprender aspectos de economía, escalabilidad, marketing, mercadotecnia y, por cierto, cocina.
“Experiencias anteriores trabajando con campesinos me afectaron en el sentido de hacerme comprender el verdadero rol que la ciencia tenía para mí. Y me prometí a mi mismo que nunca más iba a desarrollar ciencia basada en mi propia curiosidad sino tratando de resolver los problemas de los otros, las necesidades de las personas”, explicó Zamora en referencia a sus motivaciones.
Ese camino lo ha llevado tanto a patentar productos específicos como al trabajo directo con las comunidades, a crear una escuela comunitaria en Culipran Melipilla, y a participar en múltiples iniciativas de protección a la investigación y al desarrollo de esta en el mundo de los negocios. “Quiero ayudar a que otros logren hacer este tránsito y movilizar sus resultados científicos a modelos de servicio o a consumidores directos”, resume.
Reconoce que puede ser un camino poco frecuente para un científico, pero asegura que es la misma motivación que lo lleva a incorporarse ahora al directorio de Cedenna y regresar a la Usach. “Si queremos estar en la frontera, tenemos que ser capaces de comernos los egos y colaborar para contribuir más y mejor a nuestra sociedad”, concluye.
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Su formación en la Usach, la aventura de crear una empresa transnacional y el desafío de aportar a que la ciencia salga de los laboratorios, fueron parte de una extensa conversación del bioquímico Pablo Zamora con los investigadores del centro de nanotecnología al que ahora se une como parte del directorio.
Redacción
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