“Provengo de una familia numerosa, con fuertes valores y sentido comunitario. Desde pequeña manifesté un profundo interés por explorar nuevos caminos orientados a la transformación social, con el propósito de contribuir a mejorar la calidad de vida de todas las personas”. Ella es Johanna Chacón Aguirre, jefa del Departamento de las Culturas y las Artes, y esta es su historia.
Creció en un hogar donde convivían intereses diversos: desde la pedagogía y la informática hasta la automatización y las humanidades. A temprana edad enfrentó la pérdida de su madre, quien ejercía un rol central en el hogar como muchas mujeres de la época, y se destacaba por su carisma, liderazgo y sensibilidad artística, especialmente en la plástica.
Su padre, formado en la educación pública, estudió como primera carrera Nutrición, pero finalmente se dedicó a la teología, donde a lo largo de los años, ha desarrollado una prolífica carrera como escritor. Su camino, marcado por la convicción y el pensamiento crítico, ha sido una influencia importante en la formación de Johanna: “En mi casa el acceso al conocimiento, la lectura, el debate y la reflexión eran parte cotidiana de la vida. La diversidad de intereses de mis hermanos y hermanas, así como la vocación literaria de mi padre y las capacidades artísticas de mi madre, marcaron profundamente mi forma de ver el mundo y de relacionarme”.
Criada en un entorno comunitario y marcada desde temprana edad por episodios de salud que fortalecieron su carácter resiliente e independiente, comenzó a forjar su liderazgo ya desde su etapa escolar. “Desde el colegio, siempre conté con un reconocido liderazgo y también fui parte del Centro de Estudiantes. En un colegio confesional es atípico tener una participación activa en temas políticos, pero esto fue cambiando luego de la Revolución Pingüina”, relató.
Al terminar su etapa escolar, ingresó a la Universidad de Santiago de Chile, inicialmente a la carrera de Administración Pública, para luego continuar su formación en Ingeniería Comercial. Durante los primeros años, recuerda las jornadas voluntarias en un hogar de adultas mayores y de niñas en la calle Arica, y en albergues de emergencia en el periodo invernal. “Cuando me cambié de carrera me involucré más activamente en la política universitaria, llegando a ser Consejera Académica. En paralelo, participé en instancias formativas de la Fundación Dialoga, encabezada por la expresidenta Michelle Bachelet, donde formaban a mujeres jóvenes en liderazgo y participación política social. Desde ahí, comprendí la necesidad de formarme aún más para gestionar personas y liderar con responsabilidad”, recalcó.
Posterior a ello, entró a trabajar al sector público, consolidando su trayectoria en espacios de gestión y políticas públicas. Tras cursar el máster en Estudios de Género en Austria, postuló a una oferta laboral en la Usach para integrarse al proyecto Ciencia 2030, donde trabajó en la promoción de la participación de mujeres, fortalecimiento de su liderazgo y la transversalización de la perspectiva de género en las disciplinas STEM. Más adelante, se desempeñó como especialista de género en la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación (Vriic), liderando las acciones del proyecto InES Género, orientadas a reducir las brechas en el ámbito académico y de investigación. Esta experiencia la llevó a integrarse a la Vicerrectoría de Apoyo Estudiantil, primero como jefa de Gabinete y actualmente como jefa del Departamento de las Culturas y las Artes.
¿Cómo has visto evolucionar la Universidad en temas de género, desde tu etapa como estudiante hasta el rol que hoy desempeñas como jefa de Departamento?
Cuando ingresé a la Usach el año 2009, no era del todo consciente del camino que estaba comenzando a construir en torno a los temas de género. En esa época, eran muy pocos los espacios donde se abordaba esta temática en la Facultad de Administración y Economía. Mi tesis, enfocada en la transformación del liderazgo de mujeres en organizaciones políticas, fue una propuesta poco común en Ingeniería Comercial, y me costó bastante que me aceptaran el tema de investigación y encontrar una profesora guía, precisamente porque no era habitual en el campo disciplinar. Como Consejera Académica, impulsamos la creación del primer electivo sobre género y diversidad, en un contexto en que estos temas aún no eran tan visibles ni prioritarios en la formación universitaria. Entiendo que ese electivo se sigue dictando hasta el día de hoy. Actualmente el ver que la Usach reconoce, financia e institucionaliza acciones concretas a través de una Vicerrectoría con direcciones y unidades mandatadas a avanzar en políticas y estrategias para reducir las brechas de género y construir espacios sin violencia, es muy reconfortante. Saber que una fue parte de los primeros pasos de ese proceso y cambio cultural, y que hoy podemos continuar fortaleciendo esos avances desde posiciones de liderazgo, ha sido un privilegio y una responsabilidad que asumo con compromiso y convicción.
¿De qué manera se relacionan tus estudios en Ingeniería Comercial con tu actual rol en el ámbito de las culturas y las artes?
Mi formación en gestión de organizaciones y experiencia profesional en la administración pública han sido herramientas claves para abordar la gestión cultural desde una perspectiva estratégica. Antes de llegar a la Usach, trabajé en el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, liderando el área administrativa y de control de gestión de la Secretaría Ejecutiva de Economía Creativa. Esta experiencia previa, me permitió ingresar a este ecosistema con una mirada integral y reconociendo el valor de la cultura como motor de transformación social. Hoy, estamos trabajando en la digitalización de los distintos procesos del Departamento que están al servicio de la comunidad universitaria y en la apertura de nuestros recintos culturales. Un ejemplo concreto de ello es la implementación de la Plataforma de Reservas de Recintos Culturales, que permite facilitar el acceso y uso de estos espacios de manera más democrática y eficiente.
¿Cómo definirías tu tipo de liderazgo?
Mi liderazgo ha estado atravesado por múltiples desafíos, especialmente por ser mujer y joven, en espacios donde aún persisten los estereotipos y estructuras tradicionales. Muchas veces me ha tocado liderar equipos consolidados, con trayectorias más extensas que la mía, lo que implica no solo gestionar procesos y equipos, sino también sensibilidades, trayectorias diversas y modos distintos de comprender el trabajo colectivo. La sabiduría tiene múltiples dimensiones: la experiencia es solo una de ellas. Las mujeres jóvenes también contamos con las capacidades, los conocimientos y las herramientas necesarias para asumir responsabilidades. Sin embargo, esa posibilidad a veces se subestima o se pasa por alto, y es precisamente ahí donde cobra fuerza la necesidad de transformar los imaginarios sobre el liderazgo. En ese contexto, definiría mi liderazgo basado en el diálogo y la construcción de confianzas. Creo profundamente en el trabajo colaborativo, en la capacidad de transformar los espacios desde dentro y en la importancia de abrirlo a la participación real. Valoro la crítica constructiva, porque permite revisar lo que estamos haciendo, mejorar las prácticas y avanzar hacia una gestión con mayor sentido, calidad e impacto.
¿Cuál es el sello que quieres infundir en tu equipo de trabajo y en la Usach?
Desde que asumí la gestión del Departamento, uno de nuestros principales ejes ha sido visibilizar y posicionar este espacio como un referente único dentro del sistema de universidades estatales. Ofrecemos 63 cursos gratuitos de formación artística-cultural dirigidos a la comunidad estudiantil y contamos con 6 elencos vocacionales, en distintas disciplinas artísticas. A diferencia de otras instituciones de educación superior, donde este tipo de espacios suelen tener un costo, en la Usach son reconocidas formalmente, con créditos que aportan a la trayectoria académica del estudiantado. Esto refleja no solo el compromiso de la universidad con la educación artística, sino también el valor profundo que las culturas y las artes tienen en el nuestro proyecto formativo. Nombres como Víctor Jara, Isidora Aguirre o Inti Illimani, no solo están presentes en nuestra historia, sino que constituyen un legado que nos inspira a fortalecer una identidad universitaria arraigada en la memoria, la creación y la transformación social. El sello que buscamos instalar es claro: visibilizar y democratizar el acceso a las culturas y las artes, asegurando que estos espacios estén abiertos para toda la comunidad universitaria. Queremos que la cultura no sea entendida como una experiencia ocasional, sino como parte fundamental de la vida universitaria: una práctica cotidiana, colectiva y transformadora. Aspiramos a ser un espacio donde la comunidad universitaria habite, se forme, se exprese y se reconozca en ellos, porque el arte cambia, la sociedad cambia, y también las formas en que nos vinculamos, aprendemos y construimos comunidad universitaria.
