David del Pino Klinge (Lima, 1960) tiene poco tiempo libre. Viajes, presentaciones, entre otras actividades copan su agenda. Nos contactamos por Whatsapp e intercambiamos mensajes un par de semanas (tiempo en el cual además dirigió la primera presentación de la Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago de Chile en la Catedral Metropolitana de Santiago) hasta que, entre días y horarios posibles, acordamos juntarnos a la salida del Aula Magna antes de uno de los conciertos educativos que la agrupación realiza para colegios de distintas comunas de Santiago.
Concretamos el encuentro e ingresamos al edificio patrimonial por un costado. Al interior del teatro, dio instrucciones a una de sus asistentes sobre la iluminación para una sesión de fotos y presentación posterior. Luego recorrimos el teatro y nos sentamos a conversar, sobre el futuro y el momento actual de la agrupación, en un par de butacas ubicadas en las últimas filas de la platea baja.
En busca de director titular
El maestro Del Pino Klinge debutó profesionalmente como director a los 17 años. Un año después, a raíz de su actuación en la ópera "El Retablo de Maese Pedro" de M. De Falla -en presencia de los Reyes de España-, recibió una beca para estudiar en el Real Conservatorio de Madrid.
Como director titular ha estado al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile (2001-2006), de la Orquesta Clásica Usach (2010-2012), mismo rol que ha ocupado en la Sinfónica Nacional de Georgia (en dos periodos entre 1992 y 2007), como también de la Sinfónica de Rosario, Argentina, hasta 2019.
Antes de la crisis provocada por Covid-19, el maestro había decidido dejar de ser la cabeza titular de orquestas y seguir presentándose como batuta invitada. Sin embargo, entre cuarentenas y restricciones sanitarias esa determinación cambió. “Después de la pandemia las orquestas necesitaban una planificación diferente. Especial. No solamente artística, sino una planificación que quitara el miedo a las/os músicas/os y al público del reencuentro”, señala. Con esa motivación, en 2022 aceptó la invitación de volver a la dirección artística de la Orquesta Clásica Usach.
Si en su primera etapa expandió el repertorio y la orgánica de la agrupación, con un desarrollo artístico importante, en su retorno el maestro señala que “el proyecto principal es ayudar a encontrar el nuevo capítulo de la orquesta: el del futuro”.
Esta planificación comenzó con la selección de la persona que lo sustituirá en el cargo tras finalizar este periodo. Para ello, explica Del Pino, este año han sido invitados cuatro directores a dirigir la agrupación. En 2023, será convidada otra cuaterna. A las ocho batutas se les evaluará el sistema de ensayo, el talento artístico, la manera en que interpretan el repertorio, cómo se relacionan con las/os músicas/os, entre otras habilidades, por medio de un sistema interno diseñado para estos fines. Posteriormente, los cuatro artistas con mejor puntaje se presentarán al frente de la Orquesta en 2024.
“En 2025, seguramente, vamos a tener solamente dos directores invitados, cada uno de ellos con un par de programas mínimos, porque entre ellos la orquesta elegirá el director para el futuro y habré cumplido mi misión. Es lo que yo aspiro… que en estos cuatro años (tiempo que estará a cargo), cuando nos despidamos con la orquesta, no quede la silla vacía ni la sensación de orfandad”, declara.
El maestro Del Pino Klinge sabe lo que debe tener la persona que esté al frente de la Orquesta, puesto que lleva cuarenta y cinco años de carrera. Durante cerca de cuatro décadas ha formado a reconocidos directores, entre los que se encuentran Francisco Núñez, Pablo Carrasco, Víctor Hugo Toro, Jorge Pacheco y Paolo Bortolameolli, todos en actividad profesional actualmente.
“Se requiere de varios elementos (…) el director titular debe tener una capacidad inmensa de liderazgo humano y de producción, permanecer siempre con gran serenidad, resolver problemas, no puede sumarse al pánico y al disgusto general. Además, no tiene horarios y si lo disfrutas ahí está la parte clave; si disfrutas de ese trabajo ya tienes ganada parte de tu éxito como director titular”, puntualiza.
La Orquesta hoy
Este año la Orquesta Clásica Usach está celebrando su aniversario número cuarenta. Tras diez años alejado de la dirección titular, David del Pino Klinge pudo observar el funcionamiento de la agrupación y, a su juicio, en estos momentos está en un “excelente estado, y lo digo sin ánimo de parecer el papá hablando del hijo (…) cuarenta años fantásticos y el nivel de la Orquesta, no solamente artístico, sino de proyección es buenísimo también”, enfatiza.
Esta situación estaría asentada en diferentes elementos. Uno de ellos es la actual administración de la Dirección de Extensión, con la que comparte la visión de convertir al conjunto de músicas/os en una herramienta de difusión cultural y de inserción en la sociedad.
Igualmente, remarca el nivel que ha mantenido la agrupación y el cambio de intérpretes en ciertas áreas. “Estuve aquí de 2010 hasta 2012 y durante los siguientes 10 años la orquesta mantuvo un excelente nivel. El maestro (Nicolas) Rauss amplió el repertorio y ese es un elemento que hay que considerar. No ha sido un conjunto con altibajos. También ha habido una renovación de talentosas/os músicas/os en partes solísticas [sic], que inevitablemente colaboran con la mejora del nivel de la orquesta”, detalla.
Finalmente, releva su relación con la Orquesta para ejemplificar el momento en el que se encuentra esta. “Nos conocemos tan bien, porque vine regularmente después que me fui de titular, que nuestra relación de trabajo artística fluye por unos canales muy eficientes. Con pocos ensayos y exiguas palabras, entendemos perfectamente lo que queremos. Ellas/os son muy exigentes respecto a la parte elemental de construcción de la limpieza técnica y a la parte artística. Entonces, con la orquesta hemos llegado a compartir detalles muy finos, muy exigentes; delicadezas artísticas que con cualquier otra no se podrían realizar”, concluye.
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Luego de diez años alejado de la dirección titular de la agrupación, el maestro vuelve con la idea de participar en el proceso de selección de la persona que lo sustituirá en el cargo. “Aspiro a que en estos cuatro años, cuando nos despidamos con la orquesta, no quede la silla vacía ni la sensación de orfandad”, indica.
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