Nació en Rancagua y viajaba diariamente a la capital para ir tras su sueño: convertirse en Ingeniero Civil Industrial. La Universidad de Santiago fue su primera opción luego que un orientador del preuniversitario en el que se preparaba para la Prueba de Aptitud Académica, le comentó del prestigio e historia de nuestra Casa de Estudios.
“Venir de región a Santiago es un impacto; allá la vida es más tranquila, lenta. Al bajarme del Metrotren sentí de inmediato el cambio. El Campus me pareció espectacular, gigante. Se daba una interacción muy rica entre quienes estábamos ingresando y los estudiantes antiguos, profesores y funcionarios.
Hasta los mitos llamaban mi atención como el de no pisar el escudo institucional al ingreso de la EAO.Llegar a la Usach fue una suerte de apertura mental a los 17 años y un shock positivo, que me ayudó a salir de una burbuja. Siempre he dicho que una de las etapas más bonitas de mi vida fueron los años de la Universidad”, recuerda con emoción.
Luis remarca la alta exigencia académica de la Universidad de Santiago, pero agradece el apoyo de sus entonces compañeros que se sacrificaban todos por igual. “Mis mejores amigos son los de la Usach. Cuando tenías una derrota, entre todos nos levantábamos”, sostiene.
-Entiendo que esa misma camaradería estudiantil se transformó en traspaso de conocimientos a la comunidad y a quienes más lo necesitaban, ¿no?
-Sí, hice clases de matemáticas en la Escuela Enrique Kirberg motivado por un par de amigos y compañeros, uno de ellos es hoy profesor del Departamento de Ingeniería Industrial, Jorge Zamorano. Nos prestaban las salas de la EAO y preparábamos a alumnos que por diversos motivos habían dejado de estudiar y que finalmente daban exámenes libres. Algunos tenían 17 años, otros eran mayores de 50 que no habían sacado la enseñanza media. Esas clases siempre fueron desafiantes, pero a la vez gratificantes. Una experiencia bonita.
Esa labor fue el impulso para que Luis Valdivia tras superar los seis años de la carrera se incorporara como profesor por hora en el vespertino y de laboratorio en el diurno de nuestra Casa de Estudios. Sin embargo, y en forma paralela también decidió incorporarse al Magister en Ciencias de la Ingeniería, mención Ingeniería Industrial, siempre en nuestro Plantel tras obtener la Beca de Excelencia Académica.
Algunos de sus compañeros partieron a doctorarse al extranjero, pero él tenía motivos más que entendibles para seguir en Chile. La teoría no era suficiente y de manera coloquial nos explica sus razones. “Sentía que cuando era profesor en el vespertino y daba clases era como ser un chef que se conoce de memoria la receta, los ingredientes y pasos, pero no había trabajado en un restaurant haciendo esos platos, y mis alumnos sí. Fue así como decidí dejar la Academia e integrarme a la práctica en la industria manufacturera”.
Han sido ya 16 años de experiencia laboral, donde ha vuelto a aprender, pero esta vez de los propios trabajadores. “Otra cosa es con guitarra. La interacción humana y las variables en el trabajo hacen que sea más desafiante intentar aplicar a la perfección una teoría que en el papel funciona bonito. Estuve 4 años en Hunter Douglas como jefe de Planta. Fue como mi escuela”.
Allí lideró todo el proceso de planificación de la planta 3FORM, que fabrica paneles de plásticos para decoración de interiores. Escaló a jefe de Planta y asumió el desafío de dirigir personas, labor donde las habilidades blandas son esenciales.
Luego trabajó para la multinacional Tega Acotec, como subgerente de Operaciones durante 4 años. Su experiencia laboral lo llevó posteriormente a desempeñarse como gerente de Planta en la empresa francesa Parex, hasta que la multinacional norteamericana Danaher lo incorporó en ese mismo cargo a ChemTreat donde permanece actualmente.
Sello Usach
-Han pasado los años y ese joven de 17 años que llegó cargado de ilusiones a Santiago hoy ha cumplido sus sueños. ¿Cómo valoras conocimiento y las habilidades que te entregó la Usach desde la Ingeniería Civil Industrial y el Magister en Ciencias de la Ingeniería?
-Cuando uno habla de alma máter, efectivamente la Usach lo es para mí. Ha sido la única Universidad donde he estudiado, es la que me ha dado las herramientas para desenvolverme exitosamente en el plano laboral y personal. Su historia, la diversidad, nuestros académicos y mis compañeros formaron y son parte de mi vida. Hasta hoy me gusta mucho acudir a presenciar los conciertos al Aula Magna los miércoles a las 19.30 y voy acompañado de mi esposa, porque estoy enamorado de la Usach y porque desde un principio me marcó el lema de nuestro escudo: Labor Llætitia Nostra, que significa “en el trabajo está nuestra alegría”. Esa frase caló mucho en mi corazón. Tomé ese concepto y lo asocié con cada lugar laboral donde me desempeño. Siempre digo que me siento orgulloso de haber estudiado en la Universidad de Santiago, de haber superado su alto nivel de exigencia. Yo sabía que si terminaba mis estudios con éxito podía pasar por la vida laboral con alegría.
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El también Magíster en Ciencias de la Ingeniería, mención Ingeniería Industrial, fue profesor de matemáticas en la Escuela Enrique Kirberg y en paralelo docente en nuestro Plantel. Sostiene que fueron los mejores años de su vida y que el lema del escudo institucional: Labor Lætitia Nostra, se hace efectivo en cada actividad laboral que emprende.
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