A partir de la interrupción de las clases presenciales, se convirtió en una necesidad el desarrollo de las clases de manera virtual. En este sentido, el propósito de la Unidad de Virtualización de la Facultad de Ingeniería, ha consistido en implementar los lineamientos institucionales indicados por la Política de Virtualización y, a su vez, apoyar el proceso de docencia virtual en la Facultad, haciendo el llamado a los académicos a participar de las distintas instancias formativas que se han diseñado.
Como una forma de ejemplificar cuánto se ha avanzado y con cuánto nos vamos a quedar de todo este proceso, la Unidad organizó el webinar ‘Docencia Virtual: experiencias desafíos y expectativas’.
El vicedecano de Docencia y Formación profesional, Dr. Alessandro Avagliano resaltó el objetivo, el cual era conversar sobre lo relevante que ha sido la virtualización para la docencia en estos dos años. “El utilizar herramientas digitales nos impulsó a continuar con el proceso formativo y se va a quedar como apoyo a las clases que se impartirán presencialmente.El área de Virtualización de la Facultad de Ingeniería ha avanzado mucho y, en este webinar, las buenas prácticas aprendidas se quieren compartir con la comunidad”.
El primer expositor fue Víctor Araya, del vicedecanato de Docencia, quien indicó que, en estos 2 años, “se instaló el término de ‘docencia de emergencia’, que dio paso al fenómeno de la virtualidad, lo cual ha significado un esfuerzo denodado de la Universidad para brindar el espacio formativo para las/os estudiantes en este contexto, a pesar de las pantallas en negro, de las emociones que generaba en las/os profesoras/es el no llevar el total control del ritmo de la clase y del proceso de aprendizaje”.
También mencionó que ahora, a las/os académicas/os, les empiezan a interesar otros factores devenidos de la virtualidad, como el qué hacen las/os alumnas/os en su tiempo autónomo, cómo diseñar actividades en plataformas, pensar en la duración de la clase y otros.
La experiencia ha indicado que la interacción y participación de las/os estudiantes era cruzada por la factibilidad técnica, pero también por la inseguridad, entonces, muy interesante fue incorporar Kahoot, encuestas, trabajo en salas pequeñas aumentando la colaboratividad, o jamboard, que permite trabajar en pizarras colaborativas.
“¿Qué rescatamos para el futuro?, de todas maneras hay cambios metodológicos, como la importancia del diseño considerando el tiempo directo y autónomo; también, el diseño instruccional se vuelve clave, junto con aprovechar la experiencia en clase invertida y en aprendizaje basado en proyectos. Intencionar la gestión del tiempo en las/os estudiantes y potenciar la autonomía desde la gestión de la información también serán incorporaciones habituales” concluyó Víctor Araya.
Daniel Curiche, subdirector de Virtualización de la Facultad, expuso sobre los desafíos y oportunidades frente a la presencialidad, indicando que “la evaluación no se debe remitir a un momento único, sino que hay que diversificar y explorar otras opciones”.
“Habrá oportunidad para hacer mix entre lo presencial y virtual, dependiendo del espacio físico o virtual y de la temporalidad. Y últimamente ha aparecido el modelo Hyflex (híbrido y flexible) donde, al mismo tiempo, habrá estudiantes conectados a la clase, pero otros estarán en la presencialidad escuchando la misma clase. Entonces, necesariamente habrá que diseñar clases considerando tiempos virtuales y presenciales, en complemento”, agregó.
Curiche añadió que las estrategias de aprendizaje deben actuar como eje articulador entre las modalidades presencial y virtual, definiendo hitos para cada una y haciendo hincapié en utilizar el aprendizaje basado en proyectos, en pares, gamificación y otros.
Posteriormente hubo un panel sobre experiencias de virtualización con las académicas Eva Soto Marcela Cruchaga, junto al académico Daniel Flores, de la Facultad de Ingeniería, y que comentaron, entre otros aspectos, sobre formas y objetivos del aprendizaje, donde los tiempos autónomos para la formación virtual comenzaron a ser relevantes porque enlentece la formación.
La conclusión final es que, si bien la presencialidad debiera retomar protagonismo y fuerza en el pregrado, la virtualidad probablemente no nos abandone. También tiene mucho que ver la forma en que la escolaridad se enfrenta, lo cual hace difícil que el o la estudiante que ingresa al pregrado se pueda desenvolver con soltura en ambientes virtuales sofisticados.
Sin embargo, a nivel latinoamericano y mundial, se ha detectado que, en materia de educación continua, la virtualidad funciona bastante bien y es posible que a futuro haya paralelismo virtual en los postgrados y la educación continua, pues allí no es tan difícil levantar niveles de autonomía en la personas.