Rodrigo Vargas Vergara, quien cursa sexto año en nuestra Escuela de Arquitectura, diseñó la sala de conciertos para la Filarmónica Checa del Sur, superando a propuestas proveniente de todos los continentes.
El estudiante de sexto año de la Escuela de Arquitectura de la Corporación, Rodrigo Alexis Vargas Vergara, alcanzó el primer lugar en el concurso ModulArch 2016, que consistía en diseñar una sala de conciertos con capacidad para 1.000 personas para la Orquesta Filarmónica Checa del Sur, en la ciudad de České Budějovice, ubicada a unos 120 kilómetros al sur de la capital Praga.Esta Orquesta fue creada en 1981 y además de interpretar la música de compositores clásicos y piezas apropiadas para lugares pequeños, Orquesta también dedica tiempo a la tendencia moderna de mezclar géneros y descubrir nuevas perspectivas de la presentación y la interpretación de la música.En la competencia Rodrigo Vargas superó a una treintena de propuestas de arquitectos jóvenes de países de todo el mundo, particularmente de Europa y Asia, y de países como Francia, República Checa y Japón. El proyecto es parte del proceso de titulación de Rodrigo Vargas, por lo que deberá continuar desarrollándolo y perfeccionándolo hasta fin de año.“En realidad fue un poco sorpresivo, aunque de todas maneras tenía confianza en la propuesta, porque estaba bien planteada. Esto te sube el ánimo, porque es un halago recibir este tipo de premios”, recalcó el estudiante de 25 años.Respecto a qué lo motivó a participar en el concurso, que tenía como premio 2.500 euros (poco más de 1 millón 800 mil pesos chilenos), Rodrigo Vargas explicó que en gran medida se debe a su gusto por la buena música.“El tema de la música fue lo que más me llamó la atención, que es un elemento que forma parte de la vida diaria, pero que se puede abordar desde un aspecto puntual desde el punto de vista arquitectónico”, destacó.De acuerdo con el jurado, integrado por los arquitectos Jan Němec, de República Checa, la holandesa Caroline Bijvoet y el italiano Joseph di Pasquale -quien asumió la presidencia-, el diseño de Rodrigo Vargas fue muy bien presentado y se inspiró en el plano de distribución histórica de la ciudad de České Budějovice.Rodrigo Vargas agrega que como la disposición -o layout- arquitectónica de la ciudad checa, fundada en la época medieval, contemplaba murallas a su alrededor, estos fueron aspectos clave y sirvieron como referente para la propuesta respecto al terreno designado para la eventual construcción de la sala.“Entonces usando la tecnología modular, que eran los containers o módulos, también se propuso una especie de muro junto a la sala, en el cual se pueden apreciar todos los programas que son complementarios a las actividades de la sala de conciertos, la que a su vez, queda protegida por este muro”, señaló el futuro arquitecto.Cabe consignar que el concurso fue organizado por la empresa checa Koma, especialista en containers y módulos para el uso arquitectónico.La importancia de la formaciónRespecto al rol del Plantel en esta exitosa travesía, Rodrigo Vargas enfatiza que la formación es relevante.“La Universidad y la Escuela tienen un papel relevante porque a fin de cuentas este resultado es gracias a la formación y al apoyo de los profesores. Además, hay una continuidad en los procesos, en los tiempos de trabajo y en la metodología”, subrayó.Rodrigo Vargas, que ha vivido toda su vida en Colina, ingresó a la Escuela de Arquitectura en 2011 tras egresar un par de años antes del Liceo Industrial Chileno Alemán de Ñuñoa. “Trabajé dos años luego de hacer mi práctica de estudiante de electrónica, con el dinero me pagué el primer año de universidad y luego obtuve la Beca Bicentenario”, señaló orgulloso.Ya en 2015, el joven estudiante precisa que participó en un concurso a nivel nacional organizado por Corma (Corporación Chilena de la Madera), con otros dos compañeros de carrera, como parte del plan de estudios de la Escuela. Obtuvieron una mención honrosa.“Consistía abordar las viviendas colectivas. Diseñamos una vivienda modular que respondía a una situación de emergencia, emplazada en el norte, y construida de madera tomando en consideración todas las eventualidades que ocurrieron en esa zona del país, como los aludes y movimientos sísmicos de los últimos años”, puntualizó.Con este concurso acumuló una importante experiencia en arquitectura modular y fue fundamental para el desarrollo del diseño de la sala de conciertos, con la sola excepción que ahora el material de los containers y módulos era acero y no madera.Continuidad en los procesosEl académico de la Escuela de Arquitectura, y gran responsable del éxito de Rodrigo Vargas, profesor Rodrigo Aguilar Pérez, indicó que en una primera etapa se incluyó el taller de concursos -a escala nacional- dentro de la malla curricular de la carrera para estudiantes de quinto año.“Pero hace tres años se decidió darle continuidad a este taller enfocándolo a estudiantes de sexto año en proceso de titulación, pero en concursos de carácter Latinoamericano o internacional”, comentó.El objetivo, destaca el arquitecto, es que “alentamos a los estudiantes a que desarrollen un proyecto de diseño arquitectónico con el cual ellos se titulan, pero que además ese proyecto sea objeto de una convocatoria de concursos dirigidos a arquitectos jóvenes, recién titulados o egresados”. Aspecto que también confirma el co-profesor del taller, Pablo Montecinos.Rodrigo Vargas por su parte, destaca que participar en el concurso de 2015 fue un precedente para después trabajar en solitario y para desarrollarse en el futuro en el área de la arquitectura que más le gusta.“A mí lo que me llama más la atención es el tema de la construcción, estar ahí, in situ, en obras. Pero obviamente el diseño abarca muchos aspectos y hay que tratar de estar insertado en cada uno de ellos”, puntualizó.La premiación será los últimos días de julio y para que la propuesta de Rodrigo Vargas se concrete y sea una realidad, la firma Checa Koma deberá recaudar los fondos para la construcción del edificio.