Se trata de los becarios Valentina Ardiles, Pablo Hevia y Carlos Rodríguez, estudiantes de la Licenciatura en Lingüística Aplicada a la Traducción, quienes realizan actualmente una pasantía en las Universidades de Akita y Nara, Japón, gracias a la beca que otorga el Ministerio de Educación de ese país y que está destinada, exclusivamente, a estudiantes universitarios de lengua y/o cultura japonesa de pregrado.
A más de 17 mil kilómetros de Chile y en una cultura muy diferente, Carlos, Valentina y Pablo se insertan poco a poco en la vida cotidiana de Japón. Becarios de las Universidades Akita University y Nara University of Educación, forman parte del primer grupo de estudiantes chilenos que fueron becados el mismo año por el Ministerio de Educación japonés.Pablo Hevia, quien se incorporó a la Nara University of Educación junto a Valentina Ardiles explica que "es la primera vez que más de un estudiante chileno tiene esta oportunidad en un mismo año. Esto prueba, para alegría nuestra, que la baja cantidad de becas entregadas antes no dependía tanto de la gestión o las políticas de la embajada u otras entidades, sino más bien de la formación de los estudiantes. Por lo tanto, mientras exista la carrera de Traducción en la U. de Santiago, las oportunidades sólo podrán crecer".Por su parte, Valentina Ardiles, quien vivió durante el 2007 en Japón, se asombró de las relaciones humanas que se establecen dentro de la cultura japonesa. "Me llama la atención la preocupación por el otro y cómo manifiestan su propia opinión: lo hacen con gran cuidado y suavidad. Puede parecer, a veces, hasta del tipo ‘nunca quedas mal con nadie’, pero, en mi opinión, es una perspectiva interesante para resolver ciertos conflictos. Sin embargo, también acarrea ciertos problemas, como por ejemplo, que les toma tiempo decidir cosas tan sencillas como dónde ir a comer, entre otras cuestiones de la vida cotidiana", afirma la estudiante.Por su parte, Pablo Hevia destaca que la inserción de ellos se está dando en un contexto de intercambio académico. "No tenemos los mismos derechos y deberes que los ciudadanos japoneses, nuestra inserción en la sociedad nipona es sólo parcial y pasa básicamente por lo académico", señala.Para Carlos Rodríguez, quien se encuentra en la Universidad de Akita, el proceso de inserción en Japón ha sido "tranquilo" y ha recibido apoyo constante. "Puede sonar cliché, pero es cierto, si tienes algún problema y pides ayuda, te la brindarán de la mejor forma".Además, el estudiante destaca el compromiso medioambiental de los japoneses. "Es increíble ver la cantidad de bicicletas en la ciudad, casi todos tienen una. Además, existe un plan de reciclaje que al parecer funciona y en el que todos ponen de su parte para que así sea. Es increíble la forma en que todo funciona de acuerdo a lo establecido, todo se cumple de acuerdo a lo programado".TraducciónVivir durante un año inserto en la cultura de la lengua que se estudia, es una prueba de fuego para los conocimientos adquiridos en la Carrera de Licenciatura en Lingüística aplicada a la Traducción Inglés Japonés. Así lo hacen notar los becarios, quienes afirman que la formación recibida en la U. de Santiago les ha permitido desenvolverse sin complicaciones dentro de la cultura japonesa.Valentina Ardiles valora haber alcanzado "un nivel de japonés correspondiente al N3 (en una escala de N1 al N5, donde N5 corresponde a un nivel para principiantes y N1 a un nivel avanzado) y una base sólida en gramática. “Espero profundizar esta base acá en Japón. Eso sí, me hubiese gustado haber leído más autores japoneses, puesto que aquí todos conocen bastantes obras y se vuelve un método muy efectivo, a la hora de querer enriquecer vocabulario y aproximarse a la cultura de este país", explicó.Para Pablo Hevia, la Carrera de Traducción en la U. de Santiago "tiene mucho que crecer en distintos aspectos, ya que desde sus comienzos se proyectó al ámbito de las relaciones internacionales. Creo que sus mejoras podrían ir, en parte, en función de este intercambio, generando vínculos concretos o convenios con universidades japonesas que permitan agilizar los estudios. En ese sentido, la experiencia de sus estudiantes en el extranjero podría servir de retroalimentación”.Por su parte, Carlos Rodríguez considera que el nivel de formación adquirido en la Universidad le permitió estar en Japón. “El nivel adquirido fue bueno y quedó demostrado en el examen que tuvimos que rendir para decidir qué clases tomábamos”.Finalmente, el jefe de la Carrera de la Licenciatura en Lingüística Aplicada a la Traducción, académico Edinson Muñoz, valoró los alcances del proceso de postulación a la Beca Monbukagakusho (Ministerio de Educación del Japón), que cubre el ciento por ciento de los gastos de los estudiantes. “Por muchos años sólo resultaba seleccionado un estudiante de nuestra carrera, pero este año fueron tres. Es un proceso complejo y debemos considerar que la prueba de conocimientos que se aplica para la selección no es fácil, pues es un examen que se realiza a estudiantes de japonés de todo el mundo. La selección de tres habla bien del nivel que estamos alcanzando. Los resultados para los estudiantes becados son innegables y su conocimiento de la lengua japonesa mejora significativamente", concluye.