Cristián Vilos proviene de Romeral donde fue declarado hijo ilustre en 2015. Es que su vida representa un camino inspirador para muchos estudiantes que pese a nacer en una zona rural, con esfuerzo y tenacidad se abren paso en la vida. Visita regularmente su comuna natal para estar con su familia, y también colegios dando charlas de nanotecnología para hacer difusión de la ciencia. El doctor en Biotecnología de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago fue primera generación de su familia en ingresar a la Educación Superior. Tiene tres hermanos. Su papá falleció cuando él era muy pequeño, su mamá como dueña de casa sacó adelante la familia, siendo hasta el día de hoy un pilar en su vida. Reconoce que de ella heredó el chip de la tenacidad y del trabajo. “Yo estudiaba y leía mientras otros dormían”, recuerda. Fue justo leyendo una revista sobre biotecnología cuando se interesó por el doctorado de la Universidad de Santiago. Era una entrevista en que la Dra. Ana María Sandino, entonces directora del Programa de Doctorado de la Usach, describía las potencialidades de su programa recientemente acreditado.
Cristián sentía el llamado de la ciencia y estaba buscando posibilidades. Dio las pruebas y veía pocas posibilidades de quedar, “porque el perfil de las personas que entran a estudiar ciencias está enfocado en alguien que tiene experiencias en publicaciones y haber pasado por laboratorios de investigación, no clínicos. Yo tenía las puras ganas. Me aceptaron, pero me enviaron a hacer nivelación con varios cursos de pregrado, entre ellas biología molecular. Tomé el desafío. Fue un cambio personal, viniendo de región decidí quedarme en Santiago. Solo tenía una beca que me daba la Universidad. No era mucho dinero, pero afortunadamente ya instalado, me llamaron de la Clínica Alemana para hacer un reemplazo por un año y las cosas cambiaron. Tuve que compatibilizar el trabajo y el estudio”, destaca.
¿En qué momento aparece el Cedenna y Harvard en su trayectoria académica?
-Entré al doctorado el 2006, al año siguiente postulé a una beca de Conicyt y junto a un compañero ganamos el proyecto de financiamiento de tesis en la industria. Mi tutor de entonces fue uno de los investigadores que postularon al Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología en esos años. Yo automáticamente pase a ser alumno de doctorado del Cedenna y la línea de investigación que estaba trabajando estaba enfocada en hacer un sistema de liberación lenta de antibiótico para aplicarlo en la industria de producción animal, pero no había laboratorio en Chile dedicado a ello. Revisando artículos, encontré a un profesor del MIT y le pedí que me aceptara 6 meses en su laboratorio. Le dije que quería hacer nanopartículas para liberar fármacos porque su fundamento fisicoquímico era muy similar a lo que estaba desarrollando en la tesis, y me dí cuenta que el mundo ya llevaba varios años en este emergente dominio de investigación.
En ese contexto recibí apoyo de Cedenna, de la Universidad y me fui a una pasantía a Boston derivando en un laboratorio de Harvard. Retorné a la Usach a terminar mi doctorado y terminé mi tesis en el 2012. Meses antes firmé con la Universidad Andrés Bello porque mi profesor tutor había migrado a ese Plantel para hacer un centro de investigación y me ofreció trabajo. Allí estuve como docente. Ese año postulé a un proyecto postdoctoral y fui nuevamente a Estados Unidos para reencontrarme con mis profesores de Harvard y del MIT.
Fue investigador bastante joven, ¿siguió vinculado a la Usach?
-Volví el 2015 a la Universidad Andrés Bello. Luego de haber sido investigador jóven pase a ser investigador asociado del Cedenna. Actualmente soy investigador titular y jefe de la Línea-4 en NanoBioMedicina. Llevo dos años en esta función. Soy un profundo admirador del trabajo que realiza la Dra. Dora Altbir, Premio Nacional de Ciencias Exactas, una distinción tremendamente merecida. También soy profesor asociado a la Universidad de Talca en la Escuela de Medicina, pero no olvido que también hice docencia como profesor instructor en la Usach durante el periodo que estudiaba mi doctorado.
La investigación en Chile
Doctor, ¿coincide usted que en nuestro país estamos al debe con el presupuesto destinado a la investigación?
-Gracias a que siempre han existido programas formales del Gobierno en apoyo a la investigación tenemos una data de excelencia y calidad. El problema es que la globalización ha generado un crecimiento tecnológico explosivo yo diría que los últimos 15 años, pero el Gobierno se ha estancado en materia presupuestaria. No hay las plazas suficientes para los investigadores, no hay recursos incrementales y eso genera un loop de financiamiento solo para ciertos sectores que son más experimentados, más vinculados o con mayor apoyo institucional, lo que impide a los investigadores incipientes se establezcan. Si usted analiza en EE.UU los investigadores jóvenes tienen oportunidades en estapas iniciales de su carrera científica, por lo cual en pocos años están generando investigación de frontera. El apoyo no es suficiente para estar a la altura. Hoy aparecemos bien posicionados, pero gracias a la astronomía y a los cielos que tenemos.
El panorama parece sombrío, pero pese a ello las universidades han jugado un tremendo papel en la lucha contra el Coronavirus.
-Así es, pero por ejemplo si hubiésemos contado con mayor financiamiento en todos lados existiría un PCR y de 20 mil exámenes al día estaríamos haciendo un millón o dos millones. Hacer 20 mil exámenes al día es insuficiente. En una condición más robusta habríamos sido capaces de detectar a tiempo los focos y haber prevenido el contagio masivo de la población. Se tiende a dejar de lado las ciencias básicas y sin ellas no hay ciencias aplicadas. Además nuestros empresarios no tienen cultura de apoyar la investigación. Aportan tres pero esperan que en menos de 6 meses recuperen 12. No entienden que la ciencia en el área de la biología toma tiempo y no están dispuestos a invertir en ciencia básica.
La Usach como referente
Profesor, a la luz de su trayectoria ¿qué representa en su vida profesional la Usach?
-Cuando conocí la historia, el significado social entendido en las personas que componen esta Casa de Estudios a través de sus académicos y estudiantes, se fue moldeando una nueva visión que me hace sentir orgulloso de ser parte de la Universidad de Santiago. En este Plantel convergen sueños, problemas sociales, tenemos grandes pensadores, hay espacio abierto para expresarse, para la integración. La Usach es líder en hacer que haya igualdad de género, en cambiar sus estatutos para que los funcionarios y los administrativos sean parte de la cadena de toma de decisiones y está presente en cada una de las encrucijadas del último tiempo, donde se transforma en líder. Es un orgullo ver cómo ha protagonizado la discusión sobre cambios constitucionales. Por meses he sido testigo de cómo se levantan propuestas solidas en todos los ámbitos. En la Universidad de Santiago encontré la oportunidad de hacer que mi ciencia, trabajo y esfuerzo dieran frutos, trasladar estos saberes a otra Universidad Pública pero regional, como la U. de Talca y que no se transformara en solo números, sino que se enfocaran en generación de conocimiento y contribución a la sociedad. Eso nació con mi doctorado en la Usach, el fundamento de las bases de mi compromiso científico-social.
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Tiene 37 años, estudió Tecnología Médica en la Universidad de Talca. Tiempo después la Universidad de Santiago le abriría las puertas para realizar su doctorado en Biotecnología, que lo llevó a perfeccionarse en Harvard y en el David H. Koch Institute for Integrative Cancer Research-MIT. Se siente profundamente orgulloso de la Usach porque ha estado presente y ha sido líder en todas las encrucijadas y discusiones del último tiempo. Hoy conocemos a Cristián Vilos, doctor en Biotecnología.
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