Facultad de Ciencia:

Pedro Landeros, doctor en Ciencias Físicas: “La Universidad de Santiago es mi alma máter”

Recuerda con cariño a sus profesores de la Universidad y mantiene amistad con sus compañeros de Ingeniería Civil en Obras Civiles, como también de la licenciatura y del doctorado en Ciencias Físicas. Pedro Landeros actualmente es profesor adjunto del Departamento de Física de la Universidad Federico Santa María y nos cuenta su experiencia como Investigador y docente.
"No solo enseñamos, sino que creamos conocimiento, entonces hacemos dos trabajos en uno. Además somos administradores de proyectos, revisores de revistas internacionales, damos charlas en conferencias y colegios, guiamos tesistas de magíster y doctorado, entre otras actividades. Es complejo ser académico".
Desde niño la matemática le resultó fácil y estima que la Ingeniería Civil en Obras Civiles que comenzó a cursar en la Universidad de Santiago lo llevó a sentir el gusto por la Física. Sin pensarlo se cambió a Licenciatura en Física y después saltó al doctorado. 
 
Oriundo de Curicó el doctor en  Ciencias Físicas, Pedro Landeros, recuerda que en la época de colegio leía y aprendía por gusto propio. Considera que es una condición natural de los científicos.
 
Su madre es profesora de artes en enseñanza básica y su padre trabajó en administración y finanzas. Son cinco hermanos. Pedro es primera generación en ingresar a las universidades tradicionales. Recuerda que un par de personas le recomendaron la Universidad de Santiago por la calidad de la docencia en Ingeniería. 
 
Tiene muy buenos recuerdos de los primeros años en la Usach, especialmente de sus compañeros de Ingeniería Civil.
 
¿Qué te motivo a dejar la Ingeniería Civil en Obras Civiles después de tres años y medio para incorporarte a la Licenciatura en Física?
 
_ Yo creo que fueron justamente los ramos de Física, como Mecánica, Electromagnetismo y Física Moderna, los que me llevaron a tomar esta decisión; comencé a interesarme por la Mecánica Cuántica, átomos, electrones y partículas. Y ahí decidí cambiarme a la Facultad de Ciencia sin saber mucho en qué iba a trabajar, ni menos que iba a hacer Investigación. Ser científico nunca lo pensé. Poco a poco uno encuentra su camino. La Licenciatura en Física no tiene examen ni tesis pero el año 2002 la Dra. Dora Altbir, me ofreció trabajar en su grupo y comencé a realizar investigación en el área del magnetismo, junto a mi compañero Juan Escrig, actual decano de la Facultad.
 
¿Cómo fue la experiencia de incorporarse a la investigación siendo aún estudiante de la Licenciatura?
 
_En ese tiempo nos contrataron a mí, a Juan y a Sebastián Allende, entre otros, para incorporarnos al Núcleo Milenio “Física de la Materia Condensada”, donde había gente de la Usach y de la Universidad Federico Santa María, entre otras. Fue una especie de semillero, como el primer proyecto grande que se obtuvo en el área. Ahí partimos como ayudantes de investigación. Muchos actualmente somos académicos en Universidades. Tras un año y con alta motivación entré al doctorado, el cual terminé en tres años y medio. La ayudantía en investigación fue para mí como comenzar el doctorado antes. En total pasé alrededor de 10 años en la Universidad de Santiago.  Con bastante trabajos publicados, se abrió un cargo en la Universidad Federico Santa María como Investigador Postdoctoral, lo gané, me esperaron que defendiera mi tesis “Propiedades Magnéticas de Nanoestructuras con Simetría Cilíndrica”, y luego me fui a la quinta región, donde llevo 14 años. Mi profesora guía fue Dora y años después al saber de su designación como Premio Nacional de Ciencias Exactas me sentí muy orgulloso por ella. Ese premio va mucho más allá de la ciencia porque ella ha hecho cosas importantes. 
 
Muchas veces como investigador uno tiene contratos finitos. Se abre un cargo y aparecen 30 o 40 doctores con tremendos curriculum. Es muy competitivo; hay mucho estrés en el ámbito de los investigadores, pero cuando te contratan como profesor el estrés aumenta el doble, porque ser docente en la Universidad es muy diferente a lo que la gente cree. Nosotros no solo enseñamos, sino que creamos conocimiento, entonces hacemos dos trabajos en uno. Además somos administradores de proyectos, somos revisores de revistas internacionales, damos charlas en conferencias y colegios, guiamos tesistas de magíster y doctorado, entre otras actividades. Es complejo ser académico.
 
Pedro en 2005 hizo una estadía en el extranjero junto a Escrig y Allende en la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Entre el año 2008 y 2011 realizó cuatro estadías de investigación en la Universidad de California Irvine, con el profesor Douglas Mills, una eminencia en la Física de Materia Condensada. Este fue una especie de postdoctorado. Luego comenzó a diseminar su trabajo de forma internacional a través de charlas. “Eso aumenta mucho el impacto de la ciencia que se hace, en término de las citas que recibimos después. Visité varias veces un centro de investigación llamado Nanogune, en San Sebastián (España), como también el Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf (Alemania), donde aún colaboro con grupos experimentales”, comenta. 
 
¿Que fue para usted la Universidad de Santiago? 
 
_La U. de Santiago fue muy importante para mí. Entrar a la Universidad es tan diferente a estar en un liceo de Curicó. Recuerdo comenzar a ver el cálculo y las matemáticas avanzadas en la Usach. Ahora lo ven en el colegio. En la Usach también comenzé a conocer la Física. Es una universidad tan grande, tan linda, sus espacios, sus pastos y jardines; pero por sobre todo los profesores fueron muy importantes; estar en un departamento donde se desarrolla investigación fue muy valioso. Esto no lo vas a encontrar en una Universidad privada, aunque ahora contratan doctores, pero en ese tiempo no era tan así. Recuerdo que en el doctorado compartíamos oficina con 4 compañeros en el Departamento de Física, que se quedaron trabajando allá. Había una gran comunidad que hoy están repartidos por todas partes. Sin duda fueron años hermosos. La Usach es mi alma máter y la recuerdo con mucho cariño.
Autor: 
José Flores
Fotografía: 
Cedida