Proyecto promueve la actividad física y la alimentación saludable en seis escuelas de la región

La iniciativa liderada por el académico de la Facultad de Ciencias Médicas Usach, Dr. Tito Pizarro Quevedo, trabaja con establecimientos de las comunas de Macul, San Joaquín y La Granja, comunidades educativas comprometidas con el bienestar integral de las y los estudiantes.

Con pausas activas, recreos entretenidos, instalación de bebederos de agua y el trabajo teórico-práctico con material educativo en clases de primer ciclo de enseñanza básica, el proyecto “Escuelas + Saludables” ha logrado un impacto positivo en la promoción de hábitos nutricionales y de actividad física.

La iniciativa fue levantada en conjunto con el Ministerio de Educación y la carrera de Nutrición de la Universidad del Desarrollo, específicamente con el Servicio Local de Educación Pública (SLEP Gabriela Mistral), llevando este programa piloto a 6 escuelas pertenecientes a los municipios de Macul, San Joaquín y La Granja.

“Hemos elaborado manuales para capacitar al profesorado, como también indicadores para que el SLEP mida a las escuelas. Uno de los atractivos de estos manuales, es que se mantienen en el tiempo y que cualquier Municipio y sus SLEP pueden utilizarlo en los establecimientos educacionales y probar modelos que funcionan para que las y los niños adquieran hábitos más saludables”, señaló el académico de la Facultad de Ciencias Médicas Usach, Dr. Tito Pizarro Quevedo.

El investigador explicó que los SLEP envían las indicaciones y propuestas a los establecimientos adjuntos al programa “Escuelas + Saludables”, con la intención de mejorar los hábitos de vida de niñas y niños. “Por ejemplo, tenemos las Pausas Activas, que se nutren de la colaboración del profesorado no importando la asignatura que dicten, en el que paran las clases por unos minutos para realizar actividades físicas y luego volver a concentrarse en la materia original. Esta Pausa Activa se realiza dos veces al día y habla del espíritu de alianza y cooperación entre los integrantes de las comunidades escolares”, sostuvo el experto en salud pública.

Otra parte del proyecto se ejecuta al exterior del territorio escolar, en donde actividades como Transporte Activo, incentiva la caminata y el traslado de las y los estudiantes hasta sus escuelas. Todo esto protegido por la municipalidad a través de Seguridad Ciudadana, más un profesor guía, que también los acompaña de vuelta a sus hogares.

Asimismo, y a través del Centro de Tecnología de los Alimentos (Cecta Usach), la iniciativa se preocupa de convencer a los dueños de negocios colindantes a las escuelas, para que promuevan alimentos saludables, como frutas, verduras, legumbres y lácteos. Para ello se utiliza marketing estratégico –tanto al interior como al exterior del colegio- generando nuevos espacios para estos productos saludables en los comercios de la comunidad. “Incluso hay otros estamentos del Estado que participan del programa, como es el caso del Instituto Nacional del Deporte (IND) que realiza diversos talleres y también, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), quienes efectúan actividades de alimentación, en las que todas y todos participan porque es una escuela que está montada sobre un cambio de conducta saludable”, aseguró.

Por su parte, la Escuela de Ciencias de la Actividad Física, el Deporte y la Salud (Eciades), se preocupa de la promoción de la actividad física al interior de los establecimientos en conjunto con el profesorado. Aquí se ha logrado integrar el concepto “Juego de Alta Intensidad”, en el que las niñas y los niños juegan en base a los manuales entregados por el programa, gastando energía, desarrollando fuerza muscular y demostrando el mejoramiento de su condición física y cognitiva.

La introducción de bebederos de agua para disminuir el consumo de bebidas de fantasía con altos niveles de azúcar es otro elemento del programa. Se reparten botellas de uso personal para recargar el elemento vital, que según el Dr. Pizarro ya es todo un modelo aceptado en las escuelas.

“Las escuelas están muy comprometidas. Al principio costó, pero cada vez más los establecimientos educacionales sienten que este proyecto es coherente, que les ayuda en la convivencia porque hay menos violencia, porque la actividad física crea espacios de trabajo en conjunto. Un ejemplo de ello, es que los profesores que enseñan literatura, narran cuentos de pollitos que quieren andar en bicicleta o la lectura de la Oda al Caldillo de Congrio de Pablo Neruda, todo va enfocado en la alimentación saludable y la actividad física”, aseguró el guía del proyecto.

En este sentido, la jefa de Campo del programa, Danae Arancibia González, manifestó estar muy satisfechos como equipo con el trabajo colaborativo que han desarrollado junto a las comunidades educativas a lo largo de este año. “Gracias a este esfuerzo colectivo, hemos implementado diversas intervenciones enfocadas en promover la actividad física y la alimentación saludable en contexto escolar, involucrando activamente en esta labor a los directivos, docentes, funcionarios, apoderados y estudiantes de cada una de nuestras escuelas”, expresó la también profesora de Educación Física por nuestra Universidad.

Además, agregó que aspiran a consolidar los avances desde el rol transformador de las escuelas, incentivando que estas mejoras se extiendan también a los hogares de los educandos. “De este modo, buscamos reforzar el vínculo entre las familias y la comunidad escolar, fortaleciendo el trabajo colaborativo en beneficio del bienestar integral de las y los estudiantes”, concluyó.
 

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