Luego que la comisión de Derechos Humanos del Senado aprobara los tres primeros artículos de la nueva Ley de Identidad de Género, permitiendo así el cambio de nombre y sexo legal a niñas y niños, la Doctora en Estudios Americanos y subdirectora de Investigación y Postgrado de la Escuela de Psicología, María Inés Winkler, expresó que esto fomentará una sociedad más inclusiva y respetuosa. Agregó que esta decisión, necesariamente, debe acompañarse con programas transversales de aceptación de la diversidad en los establecimientos educacionales.
Recientemente, la comisión de Derechos Humanos del Senado aprobó los tres primeros artículos de la nueva Ley de Identidad de Género. En uno de ellos, permite el cambio de nombre y sexo legal a niñas y niños de nuestro país.Ante esto, la Doctora en Estudios Americanos y subdirectora de Investigación y Postgrado de la Escuela de Psicología de nuestra universidad, María Inés Winkler, señala que “cualquier ley que facilite aceptar la diversidad es buena, debido a que de alguna manera va a propiciar el respeto y la aceptación de identidades distintas a las que son las normativas culturales de nuestra nación. Entonces, en el caso de niños y niñas, que por razones de identidad de género, se le solicite un cambio de nombre, es reconocer una realidad que vivimos. Nuestra sociedad no estaba preparada para resolver los problemas que estos niños/as enfrentaban”.Sobre los efectos psicológicos que pueden traer a estos niños, la experta manifiesta “que se esperaría que si está bien hecho el procedimiento en su totalidad, y no es un tema que se busque un cambio de nombre por algo más anecdótico o de forma impulsiva, sino que la familia lo ha asumido en forma seria, con un proceso que lleva tiempo, entonces no debería traer efectos negativos”, por el contrario, debería ayudar al desarrollo emocional y social, tanto del niño o niña, como de la familia y la sociedad en general.“Con mucha frecuencia los niños y las niñas que tienen una identidad de género que no es la ‘normativa de nuestra sociedad’, heterosexual y bajo el concepto binario de hombres y mujeres, han sido objetos de bullying, criticas, cuestionamientos y burlas en los colegios. Eso justamente es producto que nuestra sociedad no es inclusiva. Entonces, la ley con esto va a facilitar la diversidad, por lo mismo debe traer efectos positivos”, añade.Agrega que “puede haber algún efecto negativo en el corto plazo, ya que al cambiar de nombre en el colegio pueden estar expuestos a situaciones de no aceptación, pero en términos de largo plazo, es positivo para la persona que cambia de nombre y para la sociedad en una más inclusiva”.Explicar en los colegiosEn cuanto a cómo se debe abordar este tema en los colegios, la especialista explica que “lo que se debe hacer es instaurar en los establecimientos educacionales programas transversales de aceptación de la diversidad, no solo en términos de identidad sexual, sino en otro tipos de diferencias, como los discapacitados por ejemplo. Nosotros tenemos programas de educación inclusiva en personas que tienen capacidades diferentes, y eso debe ir acompañado de todo un programa en el colegio, en que este sea un tema que se converse en distintas clases y diferentes contextos, no solamente cuando una persona se cambia de nombre”.“En lo puntual, se puede hacer una conversación con profesores y se puede hablar con los padres respecto de las identidades sexuales, que no solamente hay solo dos identidades, sino que muchas más”, especifica.Respecto a cómo enfrentar esta situación con las amistades de ese niño o niña, la psicóloga explica que “cualquier infante que viva esta situación, de alguna manera alcanza intuir que esto le va a traer algunas dificultades, aunque sería muy raro que una amistad se aleje por el solo hecho de cambiar el nombre, ya que generalmente estas ya conocen de antes que se trata de alguien con una identidad distinta, entonces si se produce un cambio de comportamiento de parte de un amigo/a por el solo hecho del cambio de nombre, hay una alta probabilidad que detrás de esa transformación hay un adulto, específicamente los padres de ese niño”.