En septiembre de 2023, la Policía de Investigaciones (PDI) informó que de los más de dos millones de fármacos decomisados, el segundo que más se repetía era la Zopiclona, un medicamento que es parte de las llamadas “drogas Z”, cuya presencia en el comercio ilegal da cuenta del aumento de los trastornos del sueño en la población, pero también de su automedicación, que puede repercutir en diferentes ámbitos de la sociedad.
“Hoy existe una baja percepción de riesgo en cuanto al consumo de drogas inductoras del sueño. En Chile, los accidentes de tránsito relacionados al consumo de drogas ha aumentado un 10% y uno de los fármacos más vendidos es la Zopiclona, por lo que se hace imperiosa la detección de esta y otras ‘drogas Z’ en conductores”, señaló Scarlett Aguilera Aedo en su pitch final de Growing Up! Ejecuta tu idea.
La estudiante de Química de la Universidad de Santiago de Chile se interesó en las “drogas Z” en cuarto año, cuando desarrollaba su proyecto de indagación bibliográfica. Ésta la desarrolló en el Laboratorio de Polímeros Conductores y Sensores Electroanalíticos de la Dra. María Jesús Aguirre y el Dr. Jaime Pizarro Reyes, cuya línea de investigación abordaba el desarrollo de dispositivos para detectar in situ estos fármacos.
El grupo de medicamentos Z se compone de tres fármacos: Zolpidem, Zopiclona y Zaleplona. Estos se asocian a psicotrópicos con efecto en el sistema nervioso central, los que hoy son muy populares para el tratamiento para el insomnio; pues no presentan el riesgo de adicción de productos etiquetados con la estrella verde, como el Clonazepam.
“Estos medicamentos son de uso muy frecuente después de la pandemia, pero si no se siguen las indicaciones del médico tratante, pueden tener impacto en la conducción. Me pareció interesante, por lo que lo volví mi proyecto de investigación y más adelante, mi proyecto de tesis, el cual planteó el desarrollo de un sensor electroquímico para su determinación in situ usando estructuras nanométricas”, explicó.
Fueron sus profesores guías quienes vieron en su proyecto una potencial aplicación, motivando su postulación a programas de innovación. Así se integró a Growing Up, del proyecto Ciencia e Innovación para el 2030 de la Facultad de Química y Biología Usach, Consorcio Science Up, en el cual también participa la Facultad de Ciencia y otras facultades de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Católica del Norte.
“Luego agarré rumbo y ya después no paré”, recuerda con satisfacción. En la mitad del período de ejecución de su proyecto, postuló al Bootcamp Science Up, programa orientado a estudiantes de su facultad y de la Facultad de Ciencia de la Usach, que es parte del ecosistema Despega Usach. Esta vez puso a prueba el sensor con una línea anexa de sus tutores guías: la sumisión química a través de alcaloides tropánicos.
“Este es un tema relevante a nivel poblacional, que nos afecta casi en la mayoría de las veces a las mujeres, ya que estos son usados por los perpetradores para cometer violaciones, robos, estafas empleando estas sustancias en bebestibles, sobre todo en alcoholes. Al ser incoloros, inodoros e insípidos, la víctima no se da cuenta. Entonces desarrollar un dispositivo que nos permita detectar sería fantástico”, expresó.
Su propuesta de negocios consideraba a los bares, a quienes su equipo les ofrecía esta tecnología para que pudiesen usarlo como medio de disuasión para los criminales y de confianza para su clientela. Si bien su propuesta científica fue sólida, el modelo de negocios no le pareció del todo viable al jurado. “Las cosas que me dijeron las tomé para hacer correcciones a futuro”, decidiendo concentrarse en el modelo de negocios para el dispositivo de las “drogas Z”, que presentó en su pitch final de Growing Up. Mantuvo el modelo B2B (Negocio a negocio por sus siglas en inglés), pero orientado a organizaciones gubernamentales para la fiscalización preventiva en conductores in situ, logrando el tercer lugar.
Luego de esta experiencia, señala que están en una fase de optimización del sensor electroanalítico, para que con un solo dispositivo pueda detectar las tres “drogas Z” y los alcaloides tropánicos. A esto se suma la validación del dispositivo con muestras reales, lo que llevaría a su innovación a transitar desde TRL-2 a TRL-3. “Ambos focos son importantes, tanto en la seguridad vial como en la tranquilidad al estar en una cafetería, restaurante o discoteca”, destacó la directora de este proyecto, quien continuará su investigación este año en el Doctorado de Química de la Usach.
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Buscando abordar el mal uso de estas drogas, la estudiante de Química de la Usach, Scarlett Aguilera Aedo desarrolló un dispositivo para su detección in situ, que presentó en la competencia interuniversitaria del proyecto Ciencia e Innovación para el 2030, Consorcio Science Up.
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