Lo que partió como el proyecto Class Track, un software de gestión curricular que permite optimizar el tiempo de los profesores en la preparación de sus clases, convirtió a este estudiante de Ingeniería Civil en Informática a sus 24 años en uno de los vencedores del certamen y le permitió acceder a una pasantía de dos semanas en el Stanford Research Institute, en San Francisco, Estados Unidos.
De lunes a viernes, Pablo González Alarcón viaja desde Peñalolén hasta la Universidad de Santiago de Chile, donde estudia la carrera de Ingeniería Civil en Informática. A sus 24 años, también dedica varias horas a su trabajo de gerente general de la empresa Codelovers, la que formó junto a tres amigos.Lo que partiera como el proyecto Class Track, un software de gestión curricular para profesores, hoy le permite tener presencia en colegios de cinco regiones del país e incluso posibilidades de desarrollarse en el extranjero.Primero fue una idea. Luego surgió la necesidad. Finalmente, se decidió a concretar su sueño, el que comenzó a gestarse a los quince años. “Desde que estaba en octavo básico que trabajo. Y siempre me hacían liderar proyectos, por lo que las ideas ya estaban dando vueltas”.Los sábados Pablo vendía pernos en una ferretería. “Me levantaba a las 6:30 y trabajaba hasta las 20:00 horas. Luego pasé al área de control de proyectos, donde recibía mucha información”. Poco después cambiaría de rubro. Ingresó a la editorial Zig-Zag.Sus potencialidades estaban a la vista. Pero aún faltaba algo para dar el gran salto. “Siempre creí que podría lograr mucho, tenía las ganas y la visión, pero faltaba la formalización de los conocimientos”, cuenta.Estudiar y trabajar para cumplir el sueñoEn 2011 ingresa a la Universidad de Santiago de Chile a estudiar Licenciatura en Ciencias de la Computación. Sin embargo, en el cuarto semestre decide cambiarse a Ingeniería Civil en Informática. “Necesitaba prepararme en otras cosas además de computación, como liderar una empresa y hacer negocios”. Por ello, reconoce que la Universidad jugó un rol fundamental para ese camino.Paralelo a sus estudios, Pablo continuó trabajando los fines de semana en la editorial Zig-Zag. La idea de desarrollar un proyecto seguía avanzando. “Recibía muchas quejas de profesores. Conocía los problemas que existían en el mercado y sabía que podía ayudar y hacer algo para que eso se solucionara”. El software Class Track rápidamente daría paso a la Empresa Codelovers.Durante el proceso, fundamental ha sido el apoyo de su papá, mamá y hermano menor, así como de su polola. “Mi familia entiende que tengo que hacer cosas diferentes y que no he avanzado al mismo ritmo de mis compañeros. Pero lo aceptan y me apoyan”.Un nuevo paso con Despega UsachJunto con acceder a un premio de “Capital Semilla” de Corfo, Pablo decide participar en la primera versión del concurso Despega Usach. “Agradezco el interés que hubo por mis ideas de parte de la Universidad”, dice. De hecho, fue uno de los cinco ganadores para acceder a una pasantía de dos semanas en el Stanford Research Institute, ubicado en San Francisco, Estados Unidos.Las consecuencias han sido evidentes. “Varios compañeros me piden ayuda para sus proyectos. Mi relación con ellos y con los profesores ha sido muy buena, pues me animan a que siga con mi proyecto. Esta Universidad fomenta ese espíritu de compañerismo”, asegura.A eso se suma una charla que ofreció el pasado miércoles a los postulantes de la segunda versión del concurso. “Es algo que ayuda en la autoestima. Saber que te valoran y que hay mucha gente que te sigue, te da una fortaleza extra”, relata.Más proyectos y terminar la carreraEl software Class Track, aplicable en diversos tipos de plataformas digitales, parte de la necesidad que tienen los profesores para planificar sus clases y disminuir los tiempos dedicados a tareas administrativas, para que en pocos pasos puedan acceder a toda la información que necesitan “Son más de 800 los usuarios del software”, detalla Pablo.Desde su empresa ubicada en una casa del Barrio República, en la que hoy trabajan doce personas, también proyecta su internacionalización. “Estamos en conversaciones para trabajar con el Ministerio de Educación de Perú, probablemente a principios de 2017”.Respecto de su carrera, aún le restan siete asignaturas. “Tengo la certeza de que lo lograré, a pesar de que siempre existe la tentación de dedicarse exclusivamente a la empresa, en la medida que sigue creciendo”. ¿Su siguiente paso? Cursar un MBA.